Carnaval de Cai. El carnaval de Cádiz es un inmenso patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad.
The carnival of Cádiz is the Speaker's Corner of Spain… without soapboxes.
Aclaración. Va a ser, esta, la primera vez que escriba una crítica sobre una
chirigota que no he visto en la calle. Solo he visto el vídeo que, amablemente,
editó Domingo Acebo Moreno, del Aula de Cultura del Carnaval, a petición de urgencia
por mi parte, y me lo entregó incluso antes de publicarlo. Gracias, Domingo.
Quién me avisó de
todo fue Javier López García ya que él, como tantos otros, estaba informado de
mi viaje a Piornal en busca de las raíces del Carnaval, ese Carnaval arcaico
que perseguía al demonio y a los malos duendes, y que hoy persigue a los
abusones, corruptos y caprichosos del Poder, o las costumbres demasiado
ridículas o puritanas. Gracias, Javier, también, por prestar atención a esos
posts míos. Jarramplas es una de esas figuras que, con sus transformaciones, es
el Carnaval antiguo y todavía es una forma de Carnaval actual.
Este es el cuplé que
Los hijos de putin dedican a mi querido Jarramplas:
El pueblo de Jarramplas
“El pueblo de
Jarramplas
allí en Extremadura
tiene su propia
fiesta
y su propia cultura:
disfrazan a un
vecino,
con plumas y dos
cuernos,
y le tiran los nabos
que han recogío tos
en el huerto.
Si le hicieran eso a
Olvido Hormigos
No iba a quedarse ni
un nabo suelto."
La chirigota. Los hijos de Putin me parecen una chirigota de
mucho fuste, divertida, gamberra y con unos bastinazos bien traídos y
engarzados en su repertorio. No haré cita de su libreto porque no he podido
disponer de él, a pesar de tenerlo prometido. Una pena, porque considero que
esta agrupación representa mucho de las calles de Cadi y es incluso una
síntesis urgente de lo que allí suele ocurrir en Carnaval.
Los hijos de Putin
es una agrupación de identidad sexual, de reivindicación de una identidad
sexual perseguida moralmente en gran parte del Mundo, y perseguida
penalmente en varios países. En este caso, las últimas Leyes del régimen de
Putin enervaron, parece, a esta Chirigota que decidió hacerle frente al
gobierno del gran país transcontinental. Con buena música, buenos cantores y
mucha juerga, se regodean en la homosexualidad con actitud y derecho a
practicarla, para oponerla a quien quiera que sea el-hijo-de-puti…
El estribillo “pues
tu hijo te ha salío maricón, maricón te ha salío” tra[n]sciende el hecho de una
legislación prohibicionista, la que sea, para olvidarse de Moscú y hablar a los
padr@s de su casa.
La burla de que se prohíbe
todo lo que tenga que ver con los ‘homos’, hosexuales, Homo Sapiens…, la
considero una burla magistral de esta Chirigota.
Al mismo tiempo, y
gracias a la información compartida por Domingo, esta Chirigota rinde homenaje
a Miguel Brun, y a una Chirigota, “Los poetas de la generación del 69”:
Vídeo gentileza de Domingo Acebo Moreno y el Aula de Cultura del Carnaval de Cádiz.
"Cuando la noche te envuelve, las alas de tul del sueño,
y tus rendidas pestañas semejan arcos rondeños,
por escuchar los latidos de tu corazón inquieto,
y reclinar tu dormida cabeza sobre mi pecho,
diera, ¡ay!, alma mía, todo cuanto yo poseo:
la luz, el aire, la lira, la vida y el pensamiento,
la gloria, la fe y la fama, yo diera, por ser tu aroma...
Lo que yo quiero decirte, concretamente, es que me la comas."
Cuplé de “Los hijos
de putin”
(Min 26 del vídeo)
Tu sabes carmesí, de tibia
comisura,
pétalos de alelí, rebosas
hermosura.
El eco de tu voz en lo alto de
la loma
y tu mano es igual que las
suaves alas de una paloma.
En verdad lo que quiero decirte, concretamente, es que me la coma."
Premisa. La mantilla española, ‘ornato por
excelencia de la mujer española‘, ha merecido la atención no solo de la
asociación de „La mantilla gaditana“, sino de dos chirigotas callejeras e
ilegales. Dos chirigotas de mujeres, una de las cuales ya documenté
detenidamente („Las aMantis religiosas que luego fueron „Tú miva llamá paná“).
La otra, Las mantillas laikas (Miércoles de ceniza en Pompeya).
La
mantilla española se ha utilizado, en la historia cultural y política de España, con relativa fruición, pero casi siempre con el tufo de alcanfor con el que se
conserva la famosa prenda femenina de vestir.
Según
los cronistas de la historia de la moda, la matilla española ha sido, parece
que junto a los guantes, la prenda de vestir de la época romántica que ganó
plaza en Paris, y
hasta hoy, junto a los tocados y sombreros que llenaban tiendas y paseos.
Su historia, parece que situada en el mundo árabe (según Belén Fernández de
Alarcón).
En la
mantilla se unen la españolidad, por encima de todo, y un orgullo de mujer
española, a la vez que el mandato moral, católico y exigido todavía por la
iglesia de Roma, a las mujeres; no a los hombres. Los hombres deben descubrirse
según el protocolo vaticano y católico; las mujeres deben cubrirse, taparse,
esconderse.
Hubo
una “rebelión de las mantillas”, fue durante los días 20, 21 y 22 de marzo de
1871, liderada por la princesa Sofía Troubetzkoy contra Amadeo de Saboya. Las
mujeres ‘nobles’ de Madrid se conjuraron para ridiculizar a su esposa, María
Victoria del Pozzo (que gustaba de vestir sombrero). Era una revuelta deseada
por la aristocracia y la alta nobleza acólita de los Borbones, que ya vivían en
el exilio francés, parte de cuyos gastos pagaba amablemente el esposo de la
princesa Troubetzkoy, el duque de Sestao y Alburquerque, seis veces grande de
España, propietario del palacio de los Alcañices y conocido como Pepe
Alcañices: Pepe Osorio. En una fiesta, en la esquina Paseo del Prado con calle
de Alcalá, la princesa rusa convocó a la aristocracia más selecta a una
“exaltación de la mantilla española” contra la italiana esposa de Amadeo. Parece
que los borbones, para quien se buscaba el beneficio de la rebelión, eran muy
españoles ya, al menos desde la Guerra de Sucesión que entronizó a Felipe V,
desde París.
A
Isabel II le gustaba mucho la mantilla, según las malas lenguas tanto como a Paz Vega, por lo menos. Los apodos que a
esa reina le regalaban son fruto del machismo, como la mantilla misma parece un
fruto del machismo también. Para venir a caer en las brasas y que la asociación
cultural La mantilla gaditana, según nos cuenta María, esté presidida por un
hombre, varón. ¿Será para que la tutela no decaiga?
¿Qué
hay detrás de los actos de exaltación de la mantilla? No se sabe. Lo que sí
podemos ver es que mantilla y mujer son un binomio masculino, o masculinizado. Sea por el imperativo moral de
que la mujer se cubra, aunque sólo sea simbólicamente; sean las fantasías
sensuales o sexuales, de las que la pintura o la fotografía están llenas. Lo que sin
embargo llama poderosamente la atención es algo para mí incomprensible: la actitud moralizadora asociada al uso de la mantilla, y que muchas mujeres
vistan mantilla a la vez que, según sus propias reglas morales del vestir,
vistan de un modo ‘impropio’.
I/2 Carnaval de Cádiz 2017. Las mantillas exaltadas
proponen un repertorio realmente inteligente y divertido, además de gamberro y
desvergonzado: Carnaval de gran calidad, en mi opinión. Sin apelar a la
corrección política, despliegan un uso muy especial de lenguaje de género. No
reivindican tanto; crean realidad, más.
Comienzan
con una exaltación de su estética y su moral, que a lo largo del repertorio se
irá deshaciendo, por fuerza de la realidad. Sí, creo que en su poética
presentan a una mujer fuertemente adoctrinada, cuya doctrina se va deshaciendo
a medida que va siendo consciente de sus necesidades y apetencias. Su humanidad
se anuncia discretamente:
“Qué
bien nos lo vamos a pasar,
la
virgen hoy está sembrá.
Escucho
un ruido de tambor y voy sintiendo
un
cosquilleo, y un gustito que me da.
Detrás
va el paso y yo llevo, mu pa dentro,
la
mantilla muy bien clavá,
y ese
rosario pa rezar.”
Inmediatamente
nos anuncian las verdades de esa moralina:
“La
mantilla no se puede de perder,
es el
signo de la esposa siempre fiel:
la
mantilla, esa es mi identidad y la castidad.”
El
trabajo actoral, la gestualidad imprescindible que acompaña a tantos clichés y
prejuicios, para imitar a esas personas que muchos conocemos, y que cuando
hacen esos discursos admonitorios contra los demás ponen todo su cuerpo en su
forma de hablar. Un lenguaje no verbal característico que busca la complicidad
de quien escucha.
Magistral,
por ejemplo, un “me voy a callar” pronunciado con los labios vueltos, de Irene,
ya hacia adentro.
La
doble moral hace su aparición. Muchas personas de moral estricta, o
aparentemente estricta, no se dan cuenta de que la negación de la realidad
conduce a la doble moral. Y que las personas de doble moral suelen ser muy
exigentes con respecto a los otros, y con respecto a sí mismas son capaces de
disculparse los deslices: cosas que pasan porque pasan…, por supuesto,
entornando la voz, buscando la confianza de quien escucha. ‘Pecaditos
infantiles de mujer…’:
“Los
sabaditos por la noche voy al centro
con mis
amigas, hasta un bar a tapear,
y entre
algún golpe de pecho va cayendo
una
cerveza por acá, un cubata pa acompañar.”
En sus
cuplés ponen al alcalde de la ciudad en su centro, igual que fue el centro en
una polémica sobre la semana santa, y al que se hace responsable de todo lo
negativo que pueda acontecer en la ciudad, aunque no tenga relación con él o
con sus políticas concretas:
“La
culpa la tiene el Kichi, de cómo lo vi a pasar.
Mira mi
tipo este año,
Qué
colorido que está, mortal.
Voy
marcando con esta varilla, te transmito mi
solemnidad,
Pero tú
siempre muerta de risa,
Yo aquí
noto poca seriedad.
No me
gusta ni un pelo cómo te lo pasas en el Carnaval,
lo tuyo
ya no tiene remedio
y
condenada ya estás.
Pero
yo, si es por ti, y te vienes conmigo,
me
pongo a rezar.”
Estos
dos últimos versos bien parecen una proposición amorosa, lesbiana, en toda
regla. A la que se suma un estribillo muy bien traído con el tema, a la vez que
muy divertido:
“Soy
devota de maría,
pero la
que tú te lías.”
A
diferencia de otras agrupaciones, este cuplé dedicado a la presidenta de
Andalucía se centra solo en sus cualidades personales:
“(…)
El
campeonato era en España
y
alucina lo que me pasó.
Adelanto
a tol mundo, al llegar a la cima, ya muerta del tó,
me
encuentro a Susana Díaz
justo
en lo arto del tó.
Esto
nos deja claro quién es la mayor trepa de esta nación.”
No
podía faltar, pero en este caso aún más, la queja y protesta ante el malestar
sexual:
“(…)
De
todas las dietas que yo he probao ya sé cuál me va:
la
dieta del cucurucho,
esa es
la más eficaz.
Dejo a
Paco acostao, solo salgo a la calle para adelgazar.”
Un
nuevo estribillo hace las delicias de un público ya ganado para su humor:
“Yo es
que muero por un paso,
pero
antes ponme un vaso.”
Del
desamor es también el Kichi responsable:
“La
culpa la tiene el Kichi, si mi novio a mí me ha dejao.
Llevo
triste dos semanas,
Llorando
por tos laos, pringao.
Mis
amigas son adorables,
me
dijeron tienes que olvidar,
Y nos
fuimos a la calle
pa
tomar una copita, na más.
me tomo
un chupito, luego tres cubatas y dos whiskys detrás,
y
cuando me doy la vuelta
veo a
mi Paco llegar.
Yo bebí
pa olvidar y ahora veo a tres Pacos con to la tajá.”
Es
esta, también, una agrupación que se relaciona muy bien con el público, y
siempre en la clave de su tipo, sin salirse del papel, ni del tono de su tipo.
No solo el repertorio me parece muy cuidado e inteligente en el uso de la
lengua, y del habla gaditana. Su tipo, como el año pasado y el anterior, resulta
exquisito, burlón, satírico. También su música.
Vamos a
sumarle a esto el conocimiento de las tradiciones que critican, en este caso
“las siete visitas del día de jueves santo”:
“La
culpa la tiene el Kichi, mira qué gran ilusión,
el
jueves santo ha llegao,
lo vivo
con devoción, pasión.
Desde
muy temprano estoy lista,
Los
oficios yo debo atender,
yo
visito toda las iglesias,
porque
así es como debe de ser
(nótese
que en la lengua correcta sería “debe ser”, porque “debe de ser” no implica
obligación sino posibilidad, un uso de la lengua muy extendido, sin embargo.)
que
aquí me santiguo, que aquí un besamanos, que aquí un besapiés.
Y si yo
fuera la virgen,
a mí ni
la mano ni el pie
porque
no soy de extremos, el término medio pa mí está fetén.”
Y a
este remate magistral le sigue un nuevo estribillo muy bien escenificado:
“A mí me
entra una fe…
siega!!”
Y un
nuevo cuplé referido a la “humedá” en la que su descaro les anima a pedir la
colaboración del público asistente:
“La
culpa la tiene el Kichi, tengo humedá vaginal
y ni el
viento de levante
me la
consigue secá: ¡soplá!
Yo siento
en mi cuerpo humedades,
yo las
noto por condensación,
y
algunas noches descontroladas
también
las siento por filtración.
Pero
tengo un remedio que esto no me afecta: ¡humedades a mí!
Porque
lo estoy disfrutando,
y me
deja buen olor,
en vez
bolas chinas yo me meto ahora bolas de alcanfor.”
Este
cuplé último es, como todo el reportorio, un juego permanente, con las palabras
y con la doble moral y el puritanismo. Empezamos por la humedad vaginal, en su
sentido propio, que unido al viento de “levante” puede cambiar, porque ese
“viento de levante” no la consigue “secar”. A tener en cuenta que ‘humedá’ es
una metáfora de frío en Cadi.
Después
viene un juego alocado de palabras en relación con la humedad, no otra cosa que
las ‘poluciones nocturnas’ en las ‘noches descontroladas”. Para terminar con el
puritanismo recatado que necesita una ‘función real’ y práctica cuando practica
la masturbación, para disimularla: el buen olor de las bolas de alcanfor.
En su
última conversación con el público hablan de las componentes de su chirigota,
de que son cinco, aunque solo se vean tres; que han desertado, que el Carnaval
se les ha ido de las manos. Lo remata Maricarmen, con ese permanente estar en
el papel: “to los días haciendo la calle...” (en una clara alusión a la
prostitución).
Por
último llega su canción, a modo de popurrí, en la que
las de la mantilla abrazan la realidad del deseo:
Frente
a la Santa Cueva, donde nadie sabe por qué, nada menos que Goya, liberal y
afrancesado (por liberal) y comecuras, tiene colgadas dos pinturas. Por fin, y
con regocijo, llegaron estos dos ministros de la palabra, párrocos con
parroquia, y mucha parroquia en Cadi.
Vinieron
con la palabra, ya hace un tiempo, y a veces parecen descarriados, así como los
basilenses. Parecen hasta protestantes, al menos protestones, y no se quitan la
sotana. Suenan dudas, pero hablan siempre desde el breviario, saben bendecir,
confiesan en privado (en la rebotica o en la trastienda de la parroquia), y lo
que es más importante: piden con un cepillo, usado, para vino, de consagrar.
Algo de bueno ha de haber en este actuar, digo yo. Y lo hay, en mi opinión.
Ya
deben de ser tres años, lo largos que tres días se pueden hacer, desde que estos
padres y pastores, se consagraron a la tarea de pastorear la palabra por las calles
de la tacita.
Estos
predicadores seguro que leyeron aquel códice medieval que aconsejaba, para las
prédicas, “mover los corazones, para que no se movieran los culos”:
“(…):
tanta
oveja descarriada
y darte
un rebaño de masas.”
A la
manera de aquellos predicadores, que sin mancha de herejía:
“Traemos
una homilía,
que
podréis comprar luego,
(…).”
Que
está “llena de carne y pecado”, y ya se sabe; y que el gallego lo empana,
también.
A la
manera antigua, advierten a los castos oídos que no habrá, “sin en cambio, /
ni palabrotas ni insultos/ (…).”
Y sin
embargo aparecen las primeras sospechas de anatema. El padre Jeta resulta ser
ortodoxo, y el padre Morro…:
“La
mitad de los preceptos
a mí me
importan 3 puñetas,
y él se
los pasa por el forro.
Yo soy
un cura ortodoxo,
más de
Papa, de 'aparato';
padre
Morro, sin embargo,
más que
de papa es de papo.”
¡Y
vamos por la cuarta cuarteta!
No sé
si resulta necesario, sobre todo para quien no conozca el habla de Cadi,
aconsejar una lectura (que yo me he permitido así escribir) de la ortografía,
en primer lugar. En segundo, no perder de vista uno de los tres pilares del
Carnaval: la queja y crítica por el malestar sexual, lo que lleva
constantemente a tematizar todo lo referido, con burla y sarcasmo, a la vida
sexual, sus prácticas y sus atributos. Esto es, el juego de palabras Papa
/papa, para que terminen rimando con ‘papo’ (coño, vulva), gracias al 'aparato'. O la referencia al
aparato de la iglesia, siendo que ‘aparato’ debe aquí entenderse en una suerte
de polisemia que incluye al ‘glande’.
La
gestualidad litúrgica, esos movimientos recogidos, cercenados
desde su primer impulso, a la manera de un cura, los hace curas a ellos. Su
forma enfática e introspectiva de hablar, sus manos extendidas, curvadas hacia
sí mismas, el misal en una de ellas. Y la sotana con su alzacuellos. Siendo su
tipo menos elaborado que muchos otros es, sin embargo, de una eficiencia más
que notable.
Por
supuesto que se manejan de tú a tú con el teatro del absurdo:
“Pasa igual entre
las monjas,
las hay rectas y
devotas,
o de desvestir a un
santo
para poder verlo en
pelotas.”
Nuevamente,
la burla contra la iglesia de Roma, esta vez por sus riquezas, ofrece una muy
interesante cuarteta:
“El
Papa no, el Papa pasa del oro,
pero no
porque sea un rata;
es
porque es argentino
y lo
que le va es la plata.”
(En
referencia clara a la etimología de Argentina: argenta, que significa plata.)
Los
juegos de palabras de estos “caracuras” son de verdadera calidad y altura, a la
hora de burlarse con sorna incisiva:
La
crítica contra la actualidad, también rabiosa, de varios obispos españoles
dedicados a hacer declaraciones escandalosas contra l@s homosexual@s, y
dedicándoles bastinazos. Son estos curas los que les dedican una buena triada:
“Es
sensible a algunos temas,
pero en
otros no se enrolla:
el tema
gay, por ejemplo,
sigue
levantando ampollas.”
(En
clara referencia, de juego con el público, en complicidad, de que lo que se hace es una referencia a la masturbación.)
“Porque
hay quien entiende y quien no,
a ver
si la iglesia madura,
que
como en el kamasutra,
aquí
caben muchas posturas.
Que eso
es como yo digo:
dejarse
de prohibir tanto
y un
poco más de vaselina,
que eso
es ano de santo.”
(Entender
significa entenderse entre homosexuales. La expresión estándar sería “eso es
mano de santo”, y el juego de palabras, coherente con el texto, el que aparece
en el verso.)
Estos
caracuras, versados no solo en doctrina sino en retórica, se manejan, desde
siempre, en las técnicas del teatro de calle y en una capacidad dialoguista
entre ellos y con el público realmente importante: A esta cuarteta:
“Tenemos
que unirnos todos
hasta
cambiar la doctrina,
que ¡la
Unión hace la fuerza!,
y el
Festival de las Minas.”
(Min
3:30. Al terminar el último verso el público no ha comprendido todavía la
ironía de la cuarteta. El público duda, se pone en marcha en busca de su risa,
y en ese proceso el padre Jeta ayuda: “Murcia”, capital de la provincia del
mismo nombre donde se celebra el Festival y agobiada por varios caso de
corrupción, de los que se acusa al presidente de la Comunidad Autónoma.)
Como en
el caso del Romancero “Lobez o no lobez”, a diferencia que el público aquí se
rio claramente.:
“Es
verdad, lo del PP
es que
es algo alucinante.
Yo es
que ya empiezo a creer
en los
pardillos votantes.
(…)”
El
dominio de la lengua, de estos caracuras, es enorme y muy potente como
artefacto de la risa. Un humor inteligente y exigente, que me recuerda al humor de Tip y Coll:
“(…)
Mienten
más que prometen,
pero la
prensa lo mismo.
Por
ejemplo, un terremoto
que ha
sido de cuatro y poco,
te
dicen que ha sido un seísmo.”
Sus
burlas sobre el pecado original. Citaría cuarteta tras cuarteta, de una
eficacia humorística completa y que de modo continuo hacer reír o sonreír al
público congregado. Puro placer de humor y complicidad secreta escondida en la lengua.
“Se
jugaban la expulsión
y el
edén era mucho chulo,
miraron
los pros y los contras…
- Mira,
el edén por culo.”
(Y el
padre Jeta se persigna al momento de decir el último verso.)
Unos
caracuras sin complejos de ningún tipo, que llaman a todas las cosas por su
nombre:
“Y a
ver si Cádi se entera,
y deja
de ronear
de ser
la cuna del arte,
y sus
3000 años de antigüedad.
Que Eva
fue la primera
que
dijo: aquí hay que mamar.”
(Ronear
significa presumir. Hay una frase tópica: “Esto es Cadi y aquí hay que mamar”.)
La
vieja polémica de si dios es hombre o mujer:
“Ahí se
ve que dios es hombre,
en que
no se organizaba bien.
El
Mundo sería otra cosa
si dios
fuera hecho mujer.”
(Este
último verso arcaizante es exigido por la métrica del verso.)
Su
genialidad no da tregua ni descanso. Es una cuarteta tras otra de risa y
sonrisa, de inteligencia humorística, de gozo yo diría que intelectual.
Una
crítica a dios, por haber sido incapaz e injusto en su creación del Mundo:
“Pero
vamos, que eso es
de
primero de primero de creación.
Y
todavía choca más
¡con lo
que ese hombre estudió!
(Remedan
una famosa canción)
Arquitecto,
ingeniero,
artesano,
carpintero,
albañil
y armador…
Después
que si no hay trabajo…:
¡si se
lo levó él tó!
En una
magistral cabriola intelectual, de inteligentísimo humor, al hilo de una
discusión sobre la fe: