jueves, 3 de noviembre de 2016

Exposición "mi Carnaval de Cádiz"

"mi Carnaval de Cádiz" en el Kulturforum de Gut Wienenbüttel - Lüneburg. 18.11 a las (1)8:11 (pm)

La exposición „mi Carnaval de Cádiz“ es un foto reportaje sobre el extraordinario y muy especial Carnaval en Cádiz, cuyo origen se remonta hasta el siglo XVI.
El Carnaval en Europa es un bien cultural y no solo una referencia de signo religioso.  No importa si se llama Fasnacht, Schoduvel, Fasnet o Faslann: Carnaval es, en la actualidad, un cabaret político con la sátira como principal instrumento.  Si el Carnaval comenzó, en sus orígenes, como un medio para espantar a malos espíritus y diablos, hoy se ha transformado en látigo contra los excesos de los poderosos y de la iglesia.
Lengua y dialecto son elemento esencial de su identidad, junto a la magia y al sueño, gracias al tipo o disfraz, de ser alguien otro durante tres días.


Die Ausstellung "mein Carnaval de Cádiz" ist eine Fotodokumentation über den außergewöhnlichen und ganz besonderen Karneval in Cádiz, dessen Ursprung weit bis ins 16. Jahrhundert zurückreicht.

Es zeigt den Karneval in Europa als Kulturgut und nicht nur als religiöse Referenz. Ob Fasnacht, Schoduvel, Fasnet oder Faslann - Karneval ist mittlerweile politisches Kabarett mit den sprachlichen Mitteln der Satire, denn was einst als Vertreibung der bösen Geister und des Teufels begann, richtet sich heute gegen die Exzesse der Mächtigen und der Obrigkeit. Sprache und Dialekt wird zur Identität mit der Magie und dem Traum -dank der Kostüme, drei Tage jemand anderes sein zu können.

©Pablo Martinez-Calleja, 2016

viernes, 7 de octubre de 2016

Varias consideraciones provocadoras sobre el Carnaval de Cádiz

Consideración previa

Estoy convencido que para cualquier observación y documentación de un hecho cultural es necesario que pase, al menos, dos veces el mismo ciclo de lo observado. En la primera se constata el hecho y se vive con interés; en la segunda se empieza a comprender el hecho.

Creo que es fundamental no solo el intento de alejamiento del objeto estudiado sino, y sobre todo, con Mintz y los que alabaron su trabajo: acercarse con interés empático y tratar de vivirlo en su realidad interior.


Carnaval y tradición

El Carnaval es, en sí mismo, una lucha contra la norma, contra la tradición, a favor de la libertad libérrima de actuar. Sí, claro, el Carnaval como hecho cultural, como producto cultural y como vivencia, queda sujeto, es manejable y comprensible desde su fijación material en una forma, concreta, que permita su reproducción año tras año.
Sin embargo, el Carnaval no puede desoír su identidad de ariete contra la norma, también contra la norma del Carnaval que lo pueda encorsetar y destruir.

El Carnaval de Cádiz vive en la necesidad de la novedad anual, y en el hecho contextual histórico. No hay un Carnaval de Cádiz si no se comprende su biografía: sus diferentes etapas y sus reformas estéticas u organizativas.
No hay Carnaval de Cádiz sin el antes y el después del Carnaval Chiquito, por ejemplo; ni un Carnaval oficial sin su Carnaval ilegal. Otra cosa son los gritos desesperados para salvar la tradición, ante lo que cabe preguntarse ¿cuál es la tradición que se desea salvar?, ¿la del XVIII?, ¿la del XIX?, ¿la republicana de los 30?, ¿la de las Fiestas Típicas Gaditanas? ¿La anterior a Paco Leal, Paco Rosado y todos los demás o la posterior?

El público es muy sabio (afirmación que generalizadora resulta más que atrevida temeraria) en las calles de Cádiz y hay que dejarle que siga siendo soberano, que siga siendo tan independiente que cuando se acerque a una chirigota y no le guste, se dé la media vuelta y se largue. Hay un público que gusta del Carnaval y que se arremolina entorno a la “Agrupación Callejera” que tan pronto saca una “Te la tengo sentenciá” como un carnaval tinerfeño, y aporta una modernidad al Carnaval de Cádiz perfectamente comprensible a la vez que fresco, renovador y sostenible que sería muy difícil rechazar como un Carnaval ajeno o extraño a la ‘tradición’. No hay más que observar los cientos de personas que se agolpan alrededor de esta agrupación de cuatro personas para contemplar el más sólido de los ataques contra la tradición y a favor del Carnaval.


Modalidades literarias y musicales

Una de las más grandes cosas que aporta el Carnaval de Cádiz a la cultura universal, y no solo a la cultural hispánica universal, es su palabra. Pero este hecho, denominador común de Cádiz, no debería impedir la observación de la enorme diversidad del Carnaval de Cádiz en su propio interior. Por muy diferentes razones, pero sobre todo por el hecho aglutinante, y un tanto simplificador, del Concurso (COAC), parecería que el Carnaval de Cádiz fuera un solo Carnaval, donde sin embargo podemos identificar varios carnavales desde su expresión literaria y musical: coros, comparsas, chirigotas, cuartetos (COAC); romanceros; chirigotas ilegales (enorme pléyade de hechos singulares y otros normalizadores tendentes a una expresión de cultura unívoca); cabalgata y otros actos centrales.

Sí, la lista se hace inmensamente larga en contradicción con la aparente simpleza. Es normal, las realidades complejas, por serlo, nos conducen a dejarlas comprendidas en un cliché para poder manejarlas. Hagamos, pues, el intento de regresar a la complejidad que propongo.

. El COAC. No es difícil comprender que hay una simplificación empobrecedora, si se me permite, desde el punto de partida, su organización: un único jurado para cuatro elementos literarios y musicales tan distintos e incluso dispares. Pero son cuatro manifestaciones escénicas, musicales y literarias absolutamente diferentes.

¿Cómo es posible que un mismo jurado esté en condiciones de valorar lo mismo un cuarteto que una comparsa? ¿Una chirigota que un coro?
¿Pondríamos al mismo jurado para un concurso de cuentos cortos, de novela o de poesía?

Romanceros. Su ‘expulsión’ del COAC denota la inseguridad de no saber qué hacer con LA JOYA DE LA CORONA. Su localización en un teatro diferente, sin embargo, le aporta marginalidad como consecuencia. Resulta imposible, como investigador en la Red, alcanzar ningún conocimiento sobre su reglamento, la elección de su jurado y otros detalles.
La marginalidad que los romanceros sufren nada tiene que ver con su calidad y su importancia cultural fundamental. No es solo que sean descendientes modernizados y adaptados de los romanceros de ciego y la literatura de cuerda. Los romanceros nos unen a Europa a través de las baladas de origen medieval, nos devuelven a la tradición del juglar y nos permiten pisar tierra firme literaria en una fiesta aparentemente bastarda.


Diversidad de acontecimientos

El Gran Teatro Falla con su COAC, con su doble modalidad (adultos, niños y jóvenes), tiene el carácter centralizador, unificador y simplificador, que para mucha gente pudiera ser la referencia válida del Carnaval. El teatro de títeres de la Tía Norica, donde se celebra el Concurso Oficial de Romanceros, que prácticamente se llena y que está deviniendo, de modo creciente, en elemento de ‘culto’ dentro del Carnaval gaditano. El Casino Gaditano, El Faro o el Café Royalty, semejantes a las Karnevalssitzungen de más caché en Colonia, Maguncia o Düsselforf. Cafés como La Habana o Cambalache, que simplemente acogen agrupaciones callejeras para sus ensayos generales o ya comenzado el Carnaval, y donde ni siquiera la consumición resulta una exigencia. Locales de ensayo y peñas que tienen gran similitud con los Keller de Basilea. El Pay Pay.

Se suman, a esta larga lista, los actos centrales del Carnaval y los escenarios o tablaos donde actúan diversas agrupaciones, lo mismo en la calle de La Palma que en la Plaza de la Candelaria, entre otros lugares.

Las calles de la ciudad: el Carnaval ilegal, producido por las agrupaciones callejeras, un Carnaval de una riqueza ilimitada, laboratorio continuo de experimentación, provocación y Carnaval. Cádiz florece en su Carnaval con el abono de la cultura teatral europea, como puede verse, por ejemplo, con la Agrupación Callejera, Las niñas o Las presas ibéricas. El feminismo más inteligente, de la mano de agrupaciones de mujeres como Cadiwoman; chirigotas ocasionales que es siempre un gusto volver a vivirlas en las calles :“Las Amantis religiosas”, en 2014, o “Los tumiba’llamá’paná”, en 2015, etc.
La Shirigota Rockera de Cadi, un producto “anti cultura” imprescindible; elemento definitivamente fundamental para seguir hablando de la existencia de un Carnaval en sentido moderno dentro del Carnaval en su completud.
Añadamos a este inmenso panorama las agrupaciones que surgen y salen de modo espontáneo, como siempre fue la ‘tradición’ en Cádiz.

Este Carnaval ilegal es sobre todo un ‘politisches Kabarett’, un ‘Speaker’s Corner’ sin límite de ninguna clase, un teatro entre el dadaísmo y el absurdo de Ionesco, Mihura o Fo, cargado de gaditanismo, incluso de rancios machismos y fobias.

Súmese el Carnaval chiquito, surgido en 1987 de la mano de Paco Leal, Paco Rosado y varios otros, prolongación del Carnaval, desde su ya prolongada celebración, paráfrasis del Corpus con su Corpus chiquito, al que se añade el Carnaval de verano, que regresó a Cádiz tras su exilio.


Hecho cultural e industria cultural

Todo hecho cultural es un hecho económico, de esta premisa parto para mis consideraciones siguientes.

Cádiz, gracias a su potencial cultural, tiene un enorme potencial económico también, y es urgente materializarlo. Su 30% de desempleo exige a toda su sociedad y a sus autoridades emplear la imaginación para que una futura verdadera industria cultural pueda ser riqueza sostenible en todos los sentidos. Empezando por la higiene pública donde solo es necesario seguir las normas comunes que, como en los Sanfermines, exigen a todos los locales públicos mantener abiertos sus aseos.

Imprescindible, se presenta, dotar de prestigio al Carnaval de Cádiz mediante acciones de marketing y publicidad que centren la fiesta en su verdadero sentido, y que desde luego no es solo la literatura y la riqueza musical, pero sí sobre todo. En este mismo sentido no parece conveniente invitar a llegar a un turismo internacional que no pueda comprender la fiesta por limitaciones lingüísticas (a su vez una oportunidad de negocio para la Universidad e instituciones privadas), puesto que causaría frustración y prestigio negativo.

Es en su variedad real donde el Carnaval puede diversificar sus oportunidades de negocio. Empezando por la finalización del proyecto de su museo, al que podría unirse un Aula de Carnaval. Un museo que debería alejarse de ser un simple escaparate de agrupaciones y tipos, como resulta el caso en Badajoz, y aspirar a ser un Museo en sentido estricto, aunque con una didáctica actual y transversalizadora. Un museo que no debería perder de vista la riqueza ibérica de Carnaval.

La artesanía del Carnaval, la verdadera desconocida todavía, pero que a su vez es rica en su variedad y rica en sus posibilidades de explotación. Incluyo aquí, también, todo lo referido al diseño, en especial al diseño gráfico. A tener en cuenta es el trabajo de diseño artístico, desde la sostenibilidad, que presenta la Agrupación Callejera. Así mismo, la industria editorial.

La organización de un Congreso interdisciplinar del Carnaval con proyección internacional, que descubriera todas sus riquezas y estudiara todas sus posibilidades. Una posible reorganización y quizá nueva concepción del hasta ahora conocido como COAC; una nueva perspectiva hacia los Romanceros, elemento cultural de inmensa importancia. Una intensificación en la conexión interatlántica y europea.

En el plano más local, referido a Cádiz, su provincia y la península, la segregación de los carnavales que integran el Carnaval podría dotar de una mejor explotación económica del hecho cultural que es el Carnaval.


Así mismo, una oficina de seguimiento que ofreciera apoyos de todo tipo a las posibilidades de explotación del Carnaval hacia otros tipos de artes escénicas, y el aprovechamiento de cuanto Cádiz posee: FIT, Alcances, y el respaldo insustituible de su Universidad.

Por último, la preservación del Carnaval de Cádiz gracias a su aceptación por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

©Pablo Martínez-Calleja, 2016

lunes, 15 de febrero de 2016

Crónicas hamburguesas... “Guatifó: mi penúltimo pase de Carnaval”


“No tenemos alcalde y el primer teniente de alcalde…, y el último…”, remacha Caracol. Los que estaban, estaban rodeados. No fue un pase, fue un momento mágico de Carnaval. Un momento legendario de “sonido Guatifó”, de “humor Guatifó” de “poca-vergüenza-Guatifó”, lejos de sus calles más-sus-calles-Guatifó de los últimos tiempos.

Bajo un farol municipal se celebraba un pleno muy ordinario y desplegaron sobre la calle el bestiario de los olores de nuestra municipalidad corrupta, de nuestra democracia pedestre y manca. El humor, si lo es, empieza por “mi mismo”, y las cuartetas nos dejaron imaginarnos a Caracol y su desorientación a la puerta de la guardería.


El concejal de Guatifó, de jardines y parques, donde no hay ni una maceta, estuvo ‘sembrao’ y florecieron los nardos, y las nardas…

(Sigue un artículo crítico.)

©Pablo Martínez-Calleja, 2016

Diario de Cádiz: "Fichadas para reír"

"La perspectiva de género tocada y rociada con un gran sentido del humor es la premisa con la que salen a la calle esta chirigota de mujeres, que este año se llaman 'Las talegueras'.(…)"

viernes, 12 de febrero de 2016

Las talegueras, y ni una cuarteta pa'tirar...


Se consolida un humor y un uso de la lengua que, claramente, no solo es renovador del Carnaval sino de la cotidianeidad. El Carnaval es catarsis, cambio y renovación desde la consciencia de lo que decimos y, por tanto, de lo que somos.



Fueron las mujeres florero las traídas a la escena por Las Jackies, son ahora las encerradas en los márgenes de la vida, de la economía y de la educación las que han sacado, las Ginesta y toda su gente, de entre los barrotes de la prisión. Sí, las presas han salido para hablarnos de todas sus cuitas.

No dan puntada sin hilo, ni traspiés sin sentido. Penetran en el idioma de los-hombres-del-carnaval-y-de-la-tradición, pero hasta si dicen “Cinco y por el culo te la hinco” te están haciendo preguntarte, con risas y sonrisas, sobre la necesidad de expresiones tan elementales como primitivas.

Sin ingenuidad,

“Vi a un tío mortal, me dejó flipá,
vestido de nacional.
Yo pensé, esta es la mía,
por fin mis amigas
me han hecho una despedida.”

Por un lado queda claro que cualquier mujer y cualquier hombre en nuestros tiempos puede desear, y expresarlo, su deseo sexual por otra persona. Pero al mismo tiempo, en el contexto que Las talegueras tejen para nosotr@s, se llama la atención sobre esta moda de arreglarle a otros la satisfacción de determinadas fantasías sexuales. No nos proponen pensar en ello desde su premisa moral sino simplemente llamar la atención sobre ello, allá cada uno, después, con los resultados de sus risas.

Así como un giño a la legitimidad de que cada quien busque, y encuentre, satisfacción en sus conductas sexuales, con la única condición del acuerdo y el consentimiento. El giño de humor es genial y despierta la inmediata complicidad con ellas y con el Mundo, con el Mundo de las cosas reales, nos gusten o no nos gusten:

“Le dije: he sido muy mala,
me va a esposar
y me va a dar tras tras.”


Crítica a las costumbres:

“Tú, ponte ahí. Foto de perfil,
sin filtro y sin repetir.”

La carta a “su querido Manolo” pone de relieve esa dependencia emocional que puede producirse y bajo la que muchas mujeres, no empoderadas, todavía sufren. Aunque sea cierto que algunos hombres pudieran sufrirlo también. Pero es una carta a Manolo que es de despedida, por fin, de empoderamiento, de regreso al dominio de la propia vida.

La partida de parchís es toda una chirigota, en realidad, donde no solo la risa y, sobre todo, la sonrisa sino la poesía y la reflexión filosófica quedan representadas:

“Y me encuentro, cada tarde
en el punto de partidaaaaaaaaaaaa.”


El climax se alcanzará gracias a las habilidades con Clitorito, su reivindicación de la parte más escondida, menos atendida y más gustosa (para muchas mujeres), tabú también en nuestra cultura (y no solo en las culturas africanas amputadoras…).

La burla amable contra “las malas lenguas” y el asentimiento discreto de mucho público asistente, nos ponen en situación para una clase magistral de cultura sexual: la ignorancia en cultura sexual es mastodóntica todavía.

Magnífico trabajo, teatralidad absoluta, humor, risas y sonrisas, y muy buena música. Trabajo exquisito de mujeres del Carnaval de Cádiz para el Mundo.

©Pablo Martínez-Calleja

jueves, 11 de febrero de 2016

Crónicas habaneras. "Las azafatas del moto GP"

Fueron las "Amantis religiosas" y "Tú Mivallamá paná", y anoche fueron las tías buenas malas. Las azafatas florero expuestas a la lluvia y el viento, y sobre todo al pringroso champán de los podios.

No aparecen en las guías del Carnaval de Cadi. Si cerca están las agrupaciones que ‘hay que ver‘ luego nos quedamos cuatro gatos, y Javier Ruibal, que allí mismo se quedó a escucharlas hasta el final. Fantástico trabajo actoral, fantásticos pitos y un texto del carajo; los otros muy buenos también. Las pibas, ¡de vértigo!

Un trabajo con muy pocos medios y mucha imaginación. Una buena aportación más de las mujeres al Carnaval de Cádiz.

martes, 9 de febrero de 2016

"¡Qué frío hace aquí, joé…!"


Caminé por las calles hasta mi casa, verdosas bajo las farolas como si el mar siguiera dando la luz también por la noche. Venía de ver parte de la final del Falla en la tele. La una y media. Dejé a Cristina y a Javi porque se me caía la cara de sueño. Llegué a casa y me revolví. Tomé la cámara, un par de objetivos y volví a la fosforescencia de las calles gaditanas hasta el Oratorio.

Ya estaban allí casi todos. El primer abrazo fue complicado…, pero lleno de amistad: el de Josemari. El Selu llegó luego. El último fue el Padilla…


2:30 Entramos al local, frente al Oratorio. Peluquero y maquilladora extienden su instrumental. Silla alta para maquillaje; silla baja para peluquería. Empiezan a desfilar después de cantar lo nuevo, suavito para no molestar a los vecinos.

Manolo camina y camina, por todo el local, como un tigre enjaulado. El Gordo ha sacado una manzana y se la está zampando. Josemari y alguien más salen a buscar bebida. Fuman, conversan. Selu no deja el móvil.

3:00 “Aguja de Oro”. Gritos de alegría.

-       El premio lo paga la ONCE
-       ¡Psssssss! Bajad la voz…

La sala está llena de humo. Vuelven a cantar lo nuevo, suavito. Se sirven unos cubatas. Pocos, muy pocos. En verdad casi no beben nada. Fuman bastante o mucho.

-       Y, ¿no se podía cambiar la hora?
-       Sí, pero no pude.

-       Es que esto es… y la gente esperando allí desde las nueve. Ya todo el mundo debe de estar dormido en las butacas. Y muchas agrupaciones están cantando…


Yo me pregunto cómo el jurado podrá observar y evaluar durante tantas horas, sin descanso, y durante toda la noche.


3:45 Llega Juan, en pijama. La actividad ya no cesa, pero el cansancio avanza. Los primeros maquillados se hunden en sus sillas.




-       ¡Oye, que vas a dejar el maquillaje en el pijama de Juan!

El You acompaña a Manolo en su paseo cruzado por el local. El Manolo se sienta un rato. 


Se oyen golpes en la escalera. Sale Josemari a ver si es alguien que viene al local. Nadie en la puerta. Aumentan los golpes, ya muy fuertes. Se van Josemari y otros al baño, por si alguien se hubiera quedado encerrado. Nadie. Vuelven los golpes, ya tremendos, y salimos casi todos al rellano del portal. Hay alguien arriba que aporrea una puerta. Alguien de nosotros da una voz. Silencio. Se acaban los golpes.

- Selu: “¡Qué frío hace aquí, joé! ¡Debe haber fuga de aire!”. (No estoy soñando, ni he escuchado ni a Mihura ni a Ionesco.)

5:05 Entran, de pronto, en bucle, con los sprays de serpentina. Josemari dirige la juerga.

-       ¡Psssssss!

-       ¡Pssssssssss! ¡Los vecinos!


5:25 Al Falla. Pasacalles. Necesitan moverse, ya no pueden más. El Selu dice, “venga, vámonos”. Ya en la calle deciden por dónde ir exactamente.

-       ¿Hacemos pasacalles?
-       Más cerca.


Alguien ha olvidado su cabeza. Josemari se va con las llaves a por ella.

El pasacalles parece una carrera. Varias voces dicen “¡pararse!” Volvemos a la marcha. Otra vez galopamos. El Falla. Vamos a la puerta lateral del lado de la Facultad de Medicina. Los acompañantes esperamos. Entran los del Selu. Hablan con los porteros. Nosotros cuatro recibimos un ticket con el sello del teatro y estaremos siempre con ellos sin prácticamente separarnos.

Dejan la ropa y los instrumentos en el camerino. Se saludan con el resto de carnavaleros que van y vienen, con los profesionales de la prensa. Fotos. Todos pululamos alrededor de él. A una seña nos arremolinamos alrededor de la puerta y bajamos. Hay un pasillo junto a la puerta que da al complejo del escenario. Llega Juan. Selu llama a  su tropa. Cantan suavecito el cambio. Aficionados y profesionales de los medios de prensa se acercan para selfiarse con los del Selu. Peluquero y maquilladora no quitan la vista de todos ellos. Los antifaces, los martillos, los antifaces de oro y de plomo, las bocamangas de las mangas de las camisas. Ya todos van con Juan. Vuelve la gente a selfiarse con ellos.


Selu llama a su gente, al fondo del pasillo. Cantan el cambio suavecito. Vuelven frente a la puerta. Se abre. Todos adentro. Utilleros y tramoyistas se mueven con una habilidad increíblemente mágica para no chocar contra el caos que reina y hacer su trabajo. Todos hacen su trabajo. Nadie, milagrosamente, choca. Nosotros cuatro nos retiramos a la izquierda. Nos colocamos atrás. Llega el regidor a leernos la cartilla a todos los que estábamos allí. Que nos mantuviéramos atrás y sin movernos mucho. Hay otras personas que insisten en acercarse más y más. Vuelve el regidor. Insiste. Se disculpa amablemente por sus palabras fuertes y pide comprensión y seguir las normas. Un segundo después nos inunda una lluvia de papelillos que él mismo nos lanza. Son las seis de la mañana…

Se escuchan los primeros compases de una chirigota (se me ponen los vellos de punta al escribir esto) la voz penetrante del Selu. El telón se levanta con parsimonia y ellos, como un solo cuerpo, avanzan con ritmo. Me pregunto de dónde sale la alegría inmensa con la que cantan después de haber visto su agotamiento. Me pregunto quién sujeta a quién; si sujetan a Juan o Juan los sujeta a ellos. Trato de atraparlos con mi cámara, como si de una chirigota ilegal se tratara. Es lo mismo, para quien sepa qué es hacer fotos ‘ilegales’ a chirigotas ‘ilegales’. Escucho la saeta. Josemari hace otra vez un pequeño milagro. Manolo está frente a mí y me pregunto cómo sujeta su entusiasmo desde tan alto. Josemari mira a Juan con ternura. Todos ellos, todos hacen un milagro, todos sin excepción, todos lo dan todo, juntos, como una piña.

Cae el telón. La magia se disuelve en el aire, que sigue vibrando, sin embargo. Varios son ‘asaltados’ por la prensa. Nos esfumamos hacia el camerino. You no encuentra su cartera. La encontrará, por fin, bajo un manto de papelillos. Salimos a la calle. Rápidos. Se dejan selfiar por los aficionados que aguardan. Huimos hacia el local. Creo que se refugian en la inercia que los mueve, que saben que solo llegarán hasta el Oratorio si no se paran; de lo contrario se caerían.


7:20 De vuelta en el local. Llegamos al local. Se arrellanan en las sillas. Selu se desploma sobre una:

-       No me lo puedo creer, el concurso ha terminado. ¡Ahora a disfrutar!

7:55 Dormitan, el silencio es denso. El humo hace el aire azul.

-       Oye, los puntos se arrastran, ¿no?
-       Sí, y quedan sucísimos, y tó rotos…




La gente está derribada en sus sillas. Desmaquillados. Las pelucas han vuelto a sus estuches, las cabezas a sus bolsas. Juan es un montón de Juanes, aquí y allá.

A eso de las 8:00 termina el concurso.


8:15 “En la ciudad de Cádiz…”

-       Vocales (dice una voz por la radio.)
-       A, e, i…

-       ¡La cazuela! ¡Oleeeee!

-       ¿Estáis ensayando?


Dicho el segundo premio de chirigotas, llega la celebración. Saltos, abrazos. Llamadas por el móvil, y cada uno a su casa.


©Pablo Martínez-Calleja, 2016