-Totalmente. Si no, no vale ná. Provocar era entrar y decirle al camarero: "Le voy a cantar un cuplesito y me pone un cafelito". Eso me lo enseñó Marcos Zilbermann. Jamás he pagado una copa de vino en Carnaval. Un día me quisieron cobrar en el freidor de Las Flores y me subí en lo alto del mostrador. Formé un escándalo bailando como protesta. Hay fotos de eso. Con 'La pequeña Melody y sus secuestradores'. Lo conseguí. No me cobraron el cazón. No, picha. Los que estamos cantando te estamos llenando la calle, el bar, y no me vas a cobrar una copa a mí. Ni mijita. (…)"
lunes, 21 de septiembre de 2015
Paco Leal: "Como yo era muy cachondo y nadie se quería vestir de Marilyn Monroe…"
"(…) -A usted le gustaba provocar, no me diga que no.
-Totalmente. Si no, no vale ná. Provocar era entrar y decirle al camarero: "Le voy a cantar un cuplesito y me pone un cafelito". Eso me lo enseñó Marcos Zilbermann. Jamás he pagado una copa de vino en Carnaval. Un día me quisieron cobrar en el freidor de Las Flores y me subí en lo alto del mostrador. Formé un escándalo bailando como protesta. Hay fotos de eso. Con 'La pequeña Melody y sus secuestradores'. Lo conseguí. No me cobraron el cazón. No, picha. Los que estamos cantando te estamos llenando la calle, el bar, y no me vas a cobrar una copa a mí. Ni mijita. (…)"
-Totalmente. Si no, no vale ná. Provocar era entrar y decirle al camarero: "Le voy a cantar un cuplesito y me pone un cafelito". Eso me lo enseñó Marcos Zilbermann. Jamás he pagado una copa de vino en Carnaval. Un día me quisieron cobrar en el freidor de Las Flores y me subí en lo alto del mostrador. Formé un escándalo bailando como protesta. Hay fotos de eso. Con 'La pequeña Melody y sus secuestradores'. Lo conseguí. No me cobraron el cazón. No, picha. Los que estamos cantando te estamos llenando la calle, el bar, y no me vas a cobrar una copa a mí. Ni mijita. (…)"
miércoles, 16 de septiembre de 2015
“imagino que es más fácil hacer una comparsa que tener que hacer reír con una chirigota”
"(…) La semana pasada Enrique García Rosado, Kike Remolino, anunciaba que no sacaría su chirigota para el próximo carnaval, y explicaba que los motivos eran sólo personales. Desde ese momento, muchas han sido las muestras de apoyo venidas desde aficionados, hasta autores y componentes de otras agrupaciones que han lamentado la ausencia del chirigotero en el concurso. Hoy es Julio Álvarez, director de la chirigota de Kike desde el 2008 con Las Pito-risas quien habla sobre el asunto paraCádizDirecto.(…)"
Pasodoble Indiana
lunes, 14 de septiembre de 2015
En el blog de Juan Carlos Aragón: "La chusma selecta"
"(…)
Un público así mantiene y resucita a cualquiera. Manifiesta de modo más cálido su infinita presencia en los momentos de eclipse, mucho antes que en los de resplandor. Es por eso por lo que se hace imprescindible para que el artista siga creyendo en su obra, para que vea un sentido en lo que hace cuando a ratos se plantea que —por sí mismo— ya no lo tiene. Este público, esta chusma selecta que tú representas, se va convirtiendo —a lo largo de la carrera de un artista— en su auténtico motor, en su gloria más sólida, muy por encima de las entradas agotadas, los libros dedicados o los discos vendidos. Y lo más bonito: es silenciosa, pasa de puntillas por tu lado, sin hacer ruido, sin contracturarte la espalda con su abrazo ni la mente con su retahíla. Coño, tiene habilidad hasta para conseguir de ti una foto sin que te enfades (en mi caso, el síntoma más inequívoco de que es chusma selecta).
(…)."
"Capitán veneno"
Un público así mantiene y resucita a cualquiera. Manifiesta de modo más cálido su infinita presencia en los momentos de eclipse, mucho antes que en los de resplandor. Es por eso por lo que se hace imprescindible para que el artista siga creyendo en su obra, para que vea un sentido en lo que hace cuando a ratos se plantea que —por sí mismo— ya no lo tiene. Este público, esta chusma selecta que tú representas, se va convirtiendo —a lo largo de la carrera de un artista— en su auténtico motor, en su gloria más sólida, muy por encima de las entradas agotadas, los libros dedicados o los discos vendidos. Y lo más bonito: es silenciosa, pasa de puntillas por tu lado, sin hacer ruido, sin contracturarte la espalda con su abrazo ni la mente con su retahíla. Coño, tiene habilidad hasta para conseguir de ti una foto sin que te enfades (en mi caso, el síntoma más inequívoco de que es chusma selecta).
(…)."
"Capitán veneno"
miércoles, 8 de abril de 2015
Volando voy… volando vengo
Los
viajes de Monago, el presidente de Extremadura, han ocupado a la opinión
pública y al carnaval desde el momento mismo de la explosión del escándalo. La
murga de Los Murallitas se lanzaron a las calles de Badajoz, con una inmediatez
que insiste en el Carnaval como látigo contra poderosos (le fueron a cantar el
cuplé personalmente) y como periodismo palpitante y sin compromisos, en este
caso en Extremadura, donde el carnaval ha venido creciendo en calidad y número,
que envía embajadores al mismísimo Cádiz.
A
Enrique y a Lolo los vi por primera vez en La Viña, bien entrada la noche, en
la Plaza José Macías Rete, a cuyo hijo pude entrevistar el año pasado a punta
de micrófono.
Fue una
representación que fluyó, muy al contrario que lo que se puede ver en el único
vídeo disponible (según mis búsquedas). Este ha sido el único caso en el que yo
conocía el texto con antelación: lo leí incluso antes de salir de Hamburgo con
dirección a Cádiz. Y este es el único caso en el que había conocido al autor y
a uno de los intérpretes (Enrique) antes de cualquier acto de carnaval y por
razones diferentes al carnaval. Todo condiciona. Aunque hasta que no se escucha
una letra en la calle no se puede, ni se debe, decir nada. Hasta entonces
pueden pasar muchas cosas, correcciones; y la interpretación es algo
fundamental (de imborrable recuerdo la suya de Cervantes).
Creo
que el romancero sigue bien la tradición del romancero de ciego, en el que se
cuenta una historia, de la que se conoce solo una parte, que se complementa con
añadidos del ‘sentido común’, los que se incorporan mediante diferentes
artefactos para ganarse al público tratando de divertirlo y que dejen, al
final, unas monedas.
El
texto tiene todos los ingredientes propios del carnaval, pero le falta… madurez
carnavalera, en mi opinión. Algo normal si tenemos en cuenta que el propio
autor (Javier Gutiérrez Carcía-López) declara que es su primer texto: ¡Un mal
ensayo general es siempre un buen estreno!
Un
texto muy descriptivo, en el que enseguida llega el abrupto Cádiz callejero con
un “Monago, cabrón!”, dedicado por el comandante de vuelo; un primer giño de
ironía: “¿Lo mismo de siempre, campeón?”. Estamos en la sexta cuarteta y no
hemos hincado el diente todavía, no entramos en ritmo. Quizá haya habido,
también en el público que me rodeaba, una expectativa hacia el tema que no se
vio satisfecha con el texto.
Hay un
brindis a Aragón, que denota la admiración del autor y que, como en otras
agrupaciones, es normal. Buen momento de ironía y de látigo contra Monago, que
la interpretación perdía… Creo que faltaba ritmo en la dicción, y
acompasamiento entre los intérpretes. Pero me estoy poniendo teatrero y esto es
carnaval. Un romancero casi improvisado, muy gaditano callejero, y leído,
todavía, sobre un atril. Faltó rapidez al ritmo, la búsqueda del la sorpresa a
través de la velocidad al decir.
Hay
cosas metidas con calzador, con ganas de decir tantas cosas, pero menos es casi
siempre más. Nicolás nada tenía que ver con el escándalo de Monago, y en
“Ella
cayó a mis pies
loca de
amor de verdad
la
noche que le presenté
al
mediano Nicolás”
‘el
mediano nicolás’ dejó a la gente que ni frío ni calor, para seguir que Nicolás
era, sin embargo, un gran Nicolás. Se entiende que se deseaba criticar la
grandilocuencia pretenciosa del Sr. Monago en su asainetado intento de salir de
sus problemas, pero…
Para
caer en las brasas de una repetición descriptiva de lo que el público estaba
harto de conocer:
“Por
este asunto, hace poco,
se
llevó un gran rapapolvo,
por la
pasta que costó
pagarle
a él to esos… vuelos.”
Seguramente
el humor y el carnaval necesitan más de un mayor retorcimiento de la realidad,
de una mayor deformación de la realidad para que lo real salga de sus perfiles
diarios y se vuelva visible bajo una nueva luz que alumbre otro aspecto de la
realidad. La hipérbole y la metáfora irónica.
Hay
momentos estupendos, como ese “¿Qué queríais que hiciese? / ¿Qué me fuese allí
a nado?”. “Aquí vengo a defenderme, / Teófila me invitó: / ‘vente pa Cádiz’, me
dijo / que aquí se lo tragan tó.”, deja como innecesaria la cuarteta siguiente,
y la siguiente, porque la anterior ya lo decía: “Su gente es tan comprensiva /
que nunca por nada estalla…”. Desgraciadamente, las buenas migas de los
extremeños no terminan de llegar, después de que ‘no haya que extrañarse porque
él tenga sus amigas’, que para mí queda colgando del aire, inalcanzable. ‘Las
comidas’ dejan al público medio frío.
Momentos
como que ‘los condones se los pagó de su bolsillo’ vuelven a dejar una chispa,
y quizá el mejor sea “Ni parabólica tengo. / ¡Soy austero, narices! / Para ver
Tele Canarias / tenía que irme a Tenerife.” Y es que, el carnaval vive también del
absurdo.
También
en los cuplés, seguramente, se observan los mismos síntomas, con sus momentos
brillantes (“Po me cago en sus muerto y ya si acaso que me multe” o “O te tiñe
la barba o no te dé tinte en el pelo” o “ Dice que va a pagarle en simulado y
diferido”). Parece que los cupleses cumplen la función del ‘quickie’ y, al
menos yo, es lo que espero.
Mi
aplauso al coraje de salir a la calle a presentar lo hecho. El año que viene,
por favor, más.
©Pablo Martínez-Calleja, 2015
viernes, 6 de marzo de 2015
„La verdadera historia de la casa de Bernarda Alba“
Sí,
acumulo como ya dicho todo lo escrito antes sobre los romanceros y paso,
directamente, a comentar algo sobre otra monstrua del carnaval: Rocío Segovia.
Ya
dijimos una vez que en las calles de la tacita hay gentes y agrupaciones que
resultan imprescindibles porque nos dejan, siempre, muy buenos sabores de los
sinsabores que nos relatan, con tanto brío y tanto tino, que de todos los años
salimos vivos.
Rocío,
este año, salió a las calles por partida doble, y volvió a desenmarañar su
alma, su casa noble, por entre la reja de su luto para entregarse al carnaval,
y a un muchacho depilado que, la verdad, al principio le sentó fatal. Ella dice
que por faltarle el pelo, en realidad por ser sevillano para poder ponerle un
pero…
Una
letra, otra vez un monólogo teatrero y teatral, muy carnavalero, muy
intracarnaval, con referencias enormes, con una historia viva de todo lo que
entre los papelillos pasa, pasó y está pasando. Lo que pasará también se
atisba.
Enmendarle
la plana a Lorca, ahí es nada, ponerse a inventar a una Adela, llena de poca vergüenza,
de furia contenida y que, como no puede más, se lanza a perdida.
Referencias
al carnaval (Paco Alba, un cuplé de Los cubatas, etc.), referencias a la
injusticia social (“(…) Aquí tengo, de un mechero, / que le compré a una
rumana.”).
Cuenta
una historia, una historia de verdad, una historia bien hilada de una alma
deshilachada y de una joven que no soporta la Cuaresma de un luto excesivo y se
lanza al carnaval de don Carnal sin pelos...
Texto
magnífico, impresionante representación carnavalera, desvergonzada, fresca,
cultivada. Y el mundo al revés tan propio del carnaval: ‘él una barbi, yo el
Alemania’.
Los dos
mundos en tensión de don Carnal y doña Cuaresma, con esas magníficas y
desvergonzadísimas oraciones de la confusión más humana:
“Dios
bendito y alabado
- me la
coge con las dos manos.
Con el
ángel San Miguel
- me la
coges del revés.
Con su
espada justiciera
- por
detrás te cabe entera
¡Alabado
sea Dios!
- ¡te
la meto del tirón!”
Alguien,
fuera de contexto, pudiera argüir que estas cuartetas, u otras, son pura
elementariedad. Bueno, en todo caso serían elementariedad cultural católica.
Pues que el carnaval es catolicismo, represión de todo lo carnal, válvula de escape
a toda esa represión organizada por Roma. Decíamos en una entrada anterior que
ese carnaval ya no existe. Así lo creo, aunque haya mucha gente que lo siga
viviendo, sin embargo, en su forma ritual ‘antigua’.
Estas
cuartetas son la celebración, seguramente, de la liturgia ritual del carnaval ‘antiguo’
para darle marco de carnaval a la fiesta que se celebra. Y una burla y sátira,
un ataque al carnaval desde el carnaval.
Quien
repase este texto, o varios otros, encontrará poesía e inteligencia, literatura, artefacto
humorísitco, siempre complicado de conseguir. Un texto magnífico, por cierto,
este que nos ocupa.
©Pablo
Martínez-Calleja, 2015
“Tó tengo que hacerlo yo"
Fue la
primera vez, durante esas semanas que viví en Cádiz, que vi a la presidenta de
la alcaldía por las calles, cercana, dicharachera, exigente y un poco arrogante
ante las dudas de algunos… habitantes sobre todas sus habilidades y desvelos
por la “Ciudad que funciona”: (en modo mimo) “Y pa que me comáis el coño”.
“¡Porque
lo ha hecho yo sola!
¿Qué no
os lo creéis, canallas?
¿Po no
os creéis las noticias
que
publico en las pantallas?
Salió a
la puerta de la sede municipal a departir con el público que, a diferencia de ‘los
carajotes / dando por culo en el pleno’, está dispuesto a escucharla. Y se viene arriba, esta figura fina, de
mano de hierro y coraza de ostra: “Mmm, ley mordaza / ojú qué patá en la boca.”
Ana
López en estado puro, me permito así percibirlo. Un monólogo pasional, teatrero
y teatral, nacido de las mismas vísceras de Valle Inclán y con apostura anti-carnaval. Impresionante romancero, una maravilla que también fuera de Cádiz se entendería: carnaval
universal en la cultura hispánica.
Sí, hay
un carnaval que se alimenta de sí mismo y en sí mismo agota su función:
el-carnaval-válvula-de-escape. El carnaval que es rito, pero ¿qué rito? Por eso
hablar de anti carnaval cada vez me interesa más. Para chocar con esa idea de
ritual que perpetúe el concepto, todavía vigente para demasiados, de que basta con
explayarse: se gritó, se bebió, nos vamos a la Cuaresma…
Ana
López, como varios otros, como “Espero que te
gurtel”, aspiran a un carnaval cuya sátira, látigo de conciencias, ayude a
construir otra sociedad. Un carnaval que no sirva, solo, para desatar las libertades
bajo el cinturón sino para reactivar las responsabilidades sobre la línea del
cinturón.
Se
preguntaba Kurt Tucholsky qué se le debe permitir a la sátira, y se respondía
que todo. Y Ana López se permite una sátira total, inteligente, carnavalesca, inclusiva
para con el público, pero sin soltar la fusta, sostenida firmemente, en una
escena absolutamente embriagadora, teatralmente hablando: “Y pa que me comáis
el coño”, dicho sin pronunciar ni una sola palabra.
Un
texto rico en léxico, en humor, en teatralidad, en imaginación; sus palabras
permiten estar en el puente subidos a las dovelas; con sus palabras se siente
cómo arden de las quemaduras por haber lanzado los fuegos artificiales con sus
propias manos; bajamos por las columnas como si fuéramos los bomberos en una
salida de emergencia con ella.
La
alcaldesa es la ubicuidad misma y, como ya en el también impecable texto de
“Las Jackies”, aparece como la figura mitológica de Eos ó Aurora, bien ‘tirando
los fuegos artificiales’, bien ‘encendiendo los plomillos en eléctrica
gaditana”. También El Selu lo refería, de otro modo más pedestre, en aquel cuplé.
Es muy notable cómo Ana López presenta el carácter manipulador de la alcaldesa y su
habilidad extrema para que hasta lo peor, no ya lo malo, sea presentado como un
gran acto de su política:
“El
puente nos traerá
el
progreso a la Bahía
es
bueno para el turismo
bueno
para la economía.
Será
más fluido el tráfico
pa
ponérselo más fácil
a toda
la juventud
que se
está yendo de Cádiz.”
Es un
tema recurrente en Ana López su tristeza y su denuncia ante lo que nuestra
juventud tiene que vivir, y se siente el dolor que quiere expresar, por ejemplo
cuando ironiza contra la primera concejala:
“Si es
sábado, voy un rato
y hago
bulto en el Nahú
pa que
no diga la gente
que en
Cádiz no hay juventud”
Yo me
la encontré delante de un garaje, en La Viña, para que digan luego que la
presidenta de la alcaldía no está en todas partes ni a todas horas del día.
©Pablo
Martínez-Calleja
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