Se entra por José del Toro, justo donde Cardenal Zapata hace un codo, antes de llegar a Feduchy. Huele a tinta y a café; sabe a viaje por dos veces. En el ventanal que da a Zapata veo la bulla de la calle como si estuviera delante de un acuario. El número 3 tiene un portal…, perdón, una casa puerta muy regulona, pero la reja que da al patio es espectacular. Ahora ha pasao una monja, a la que un cilicio blanco le iba sacudiendo la cacha: un cinturón blanco con unos nudos de rosario. El jubileo es constante.
Ayer fui a una Karnevalsitzung, sí, en Cadi; la segunda. La primera fue en el Casino Gaditano, que Pradotti me avisó. Aquí lo llaman cena o almuerzo de gala de Carnavá. Escuché a los de Paquito, y de allí me fui a escuchar a Paco. Este coro a pie, cuarteto, comparsa, chirigota y musical será estudiado un día, yo ya me lo estoy aprendiendo, como un carnaval hecho para el Carnaval que no se destruye.
Pero calle, la calle, por favor. Ayer se pudo escuchar, porque se quería escuchar. Pasó una cosa grande, que varios romanceros y chirigotas salieron sin libreto. La bulla de salir con lo escrito sin haberlo podido escribir. Karim salió con dos romanceros, Karim con alguien que tiene nombre y yo no lo sé; una Asociación de Vecinas Escandalosas; Rocío, Niña de Cadi. Rocío, una jartible incalculable, volvió a decir, y luego de La Elegida, qué buen rato, murió la noche en Maciarrete, después de haber charlao con María Luisa Páramo-Fernández de su nuevo libro, sobre Paco Alba, hecho con otrøs que no son postulantes.
Empezó el Carnaval golfo gaditano.
©PabloMtnezCalleja, 2022
Crónicas clandestinas de Cadi 3