El blog de Javier Osuna sobre la importancia en la vida y en la obra del Carnaval de Cadi en Fernando Quiñones:
"(...) Arte popular el de los tangos carnavalescos. Arte del pueblo y para el pueblo, arte descosido y espléndido, bronco e inmediato, legítimo y desgarrado como un Solana o un Goya. Cuando más estridente aparezca la carroza, más tiznada y desastrada la chirigota, más cortantes las letras penetradas a veces de una extraña arbitraria y delicadísima ternura, tanto mejor."
jueves, 24 de mayo de 2018
Fernando Quiñones y el Carnaval de Cadi
lunes, 14 de mayo de 2018
"La globalización en las tradiciones"
En el marco del Festival Internacional de Máscara Ibérica, participaremos en la mesa redonda del 16 de mayo de 2018, en el Museo Nacional de Arqueologia de Lisboa:
jueves, 22 de marzo de 2018
sábado, 17 de febrero de 2018
Crónica clandestina del madrugón: “ninguna gracia”
Empezó
la noche en la tarde, entre un rumor de coñetas, Hollywood a un costao y El
Olivillo tapao. Éramos un mosaico desparramao de norte a sur, alrededor de un
café, y que se repetirá como el pepino.
Empezó
la noche con una ola que nos estampó en San Antonio con unos que querían
“Burundanga me voy a tomar / pa’ que me puedas tocar”, gente de “… cuanto más
metas, mucho mejor” y un conejito en el pecho de la batamanta.
Ay,
pero llegaron “Los límites del humor”, ¿qué pensaría Paco Alba? ‘Hubo más
tontos que banderas, y había muchas banderas’ y una tristeza congénita a esas
cosas de la risa. Paquito, un chocolatero, mandó levantar un castillo, pero la
cara que tenían era de muy amargaos. Es el Carnavá, que avinagra…
En los
soportales, unos de una ducha en medio' la calle, el día antes, los del cubo de agua y Leonardo el
náufrago, volvieron a salir “a nado”, gracias a que Graciela cayó en un enredo
con Engracia, y los amantes resultaron hermanos, pero su novia d’ él su cuñada.
Vaya, todo un Showmancero.
El
bocata, que había sacao Graciela, terminó por ser de una salchicha, alemana,
grande, larga, gruesa… “Te hablo de las salchichas, porque si se trata de
pichas me vale cualquiera”: una absoluta “bavaridad”.
©Pablo Martínez-Calleja, 2018
Crónica clandestina y adeudada. El cornudo que trasiega bajo las entretelas de Cadi
Precisamente
junto a la Plaza de la Cruz de la Verdad, esa que llamamos del Mentidero, ¿será
que habría un lavaero? ¿Y que el hablar de las mujeres era un mentar? No lo sé.
Hay una
calle, estrecha; a un lado volcaba el Titanic y enfrente apeaba el cornudo,
subídose a un pescante, de abundante cornamenta, venido de las sombras de un
Carnaval antiguo que Cadi pescó del mar. Kate coqueteaba bajo su sombrilla,
luego partía, que los naufragios no son pa’ la elegancia, y al final fue la que
se llevó a Leonardo a una puerta de caoba… Se entregaron, pero no a Eutimio, aunque
pa’ diablo suene mejor que Fausto.
El
remolino del barco, que liaso con el hielón, nos entregó a los guardias, que el
año pasado mariscaban en gallego y este año eran agentes señeros, con su porra
y su identificación ("¡caaaaaaabrón!"). Dos guardias muy atentos que supieron
seguir la pista del reguerillo que, de la bolsa de basura, fue cayendo al portal
de La Factoría, que la gente vive en unos sitios… Había reunión de vecinos “por
[un] predictor cogío / con pinzas en el tendedero”, y su señora sospechó. Después
de la reunión se pusieron a cantar, “… una grande y libre…” a la puerta de la
Santa Cueva, unas Roja[s].
Salimos
de viaje hasta Capuchinos, y los que allí cantaban esta mañana le han llevado
flores a una señora. No eran tuna…
Mas me
quedé sin mis canallas, los del asko de Carnavá, que la gente andaba agitada: sería
por el barco hundido, sería por la bandera alzada.
©Pablo
Martínez-Calleja, 2018
jueves, 15 de febrero de 2018
Madroños de piconera para Gades. La artesanía de Cádiz (y 2)
Premisa necesaria. Alexa Meade ha introducido
algo en el arte que plantea una diferente perspectiva para las artes plásticas: “Tu cuerpo es mi lienzo”. Su “Living Colors” estuvo presente en la
Documenta de Kassel (Alemania) y muy solicitado en la galerías de arte de mayor
reputación mundial.
Jesús
Ramos, un joven bachiller extremeño, ganó su mejor nota siguiendo,
para su examen del IES Al-Qázeres, a Alexa Meade, y con una mención especial y el asombro de toda
Extremadura y la mitad de España.
Eva Zamorano (Cádiz, 1968), diseñadora de moda, formada
en la agencia de Raquel Revuelta, de Sevilla, fue elegida diseñadora novel 2009
en la plataforma SIMOF. En 2015 había hecho ya los diseños para la
pregonera del Carnaval de Cádiz Merche Trujillo Callealta. También hizo diseños
para más de una Ninfa del Carnaval de Cádiz.
De 2009
son los magníficos diseños de moda taurina, colección dedicada a su marido:
Eva Zamorano
experimentó Body Painting en una pasarela de moda flamenca, “Aires
de libertad”. Y conviene insistir en la enorme diferencia entre Body
Painting, que es pintar sobre la piel, y el Living Statue de Eva Zamorano, que no es pintar sobre la piel sino sobre
un tejido opaco que cubre completamente la piel.
El
palmarés de diseños y lugares donde los presenta, la pasarela internacional de
moda flamenca de alta costura del Hotel
Hilton, por tomar un ejemplo, no dejan lugar a dudas en cuanto a la calidad
artística de nivel indiscutiblemente internacional de Eva Zamorano.
©Eva Zamorano |
Estatua viva. En un trabajo de inspiración paralela a la
de Alexa Meade, Eva Zamorano logra lo que podríamos calificar como Living
Statue, aunque diferenciando con claridad las estatuas vivientes, que se pueden
ver por las calles, de las Estatuas vivas de Eva Zamorano. Todos sus diseños,
sean de alta costura o para el Carnaval, tienen su primer origen en el propio
cuerpo de la mujer que ha decidido ser vestida por la diseñadora gaditana.
Así,
cuando recibió el encargo de María Romay, su memoria se devolvió a los paseos
de cuando novios a los pies de la conocida Gades con su hoy marido. Y
realizó un primer diseño, que convenció a la Sra. Romay.
©Eva Zamorano |
Su
inspiración para el boceto partió del viento y de la mar, de la bravura que la
estatua presente en la punta de San Felipe representa, de su empatía con la
mujer gaditana real, la que trabaja y carga sobre sus espaldas con ese trabajo
y el esfuerzo diario de la vida cotidiana. Así, las hombreras cargan con los
madroños típicos del traje de piconera, y en el tipo diseñado para María Romay,
representan el peso que carga con entereza y esfuerzo, pero con orgullo, la
mujer gaditana real.
En
primer lugar se realizó una malla, que fue comprada ya confeccionada, para
cubrir todo el cuerpo, sobre la que poder pintar después. Este primer intento
resultó fallido: el tejido de algodón no resistía el tratamiento de pintura,
realizada por Queco de diseño Quatro. Se cambió entonces a una malla de lycra,
confeccionada por la conocida costurera gaditana del Carnaval, Aurora Marchante
Macías, que abrigaría mejor a María y soportaría el tratamiento de color. Por
cierto, una malla lisa, sin ningún tipo
de relieve en ninguna parte, aunque un programa de tratamiento de
fotos haya añadido lo que en la malla original, ni en la pintada, nunca existió.
A la
malla de lycra se le añadieron unas hombreras de las que cuelgan las bolas tan
típicas de los trajes de piconeras, y que remedan “las bombas que tiran los
fanfarrones”, y con las que la mujer gaditana se hacía, con ellas, tirabuzones.
©Eva Zamorano |
Se
añadió un manto que debía presentar la luz atrapada del atardecer de Cádiz, un
trabajo de confección de Jorge Duende, cuya pintura realizó Mercedes Vilches
(que también pintó los zapatos).
©Eva Zamorano |
©Eva Zamorano |
Finalmente
se armó el pelo de María Romay con unos alambres que hicieran posible
representar la levantera de Cádiz sobre los cabellos de La estatua Gades. El armazón de
alambres fue un trabajo de Manuel Jesús Sánchez Parra, de Artifex, y la
peluquería corrió a cargo peluquería de Jéssica Alcalá. El trabajo de maquillaje fue realizado por Pilar Make-up.
©Eva Zamorano |
Resumen final. La artesanía de Cádiz, y la de su Carnaval,
ha alcanzado una enorme calidad y especialización, en un desarrollo paralelo al de las artes plásticas de mayor nivel internacional. Una vez más, Cádiz se
esfuerza y trabaja para estar en los primeros puestos, en los puestos de verdadera altura,
y para competir en todos los ámbitos.
©Pablo
Martínez-Calleja, 2018
Crónicas clandestinas. Das Wilde Heer (Los Hombres salvajes)
Llegué
ayer a Cadi y se abría un paréntesis que se ha cerrado en la casapuerta de La
Clandestina hace un momento. Un remolino. Estas calles de Cadi Cadi son un
remolino que te traga y hace de ti lo que ellas quieran, te llevan, te traen y
te trajinan, sin ninguna mardá ni miramiento, y cuando quieres darte cuenta
están rompiendo las primeras luces del alba entre coplas y copas.
Después
de cenar un buen lomo de bacalao de alguna bahía, bueno y fresco, encontré la
silla prometida en el Café de Levante. Apareció una chirigota gamberra,
divertida, de esas que todavía conocen el arte de la risa, de la muy poquísima
vergüenza y de un verbo que es carne, de carne, una carne Tótem-gordo-Carne-val.
Unas guerreras “Hombres salvajes”, o del bosque, para que la ironía de la
lengua les dé más ocasiones.
La
fuerza centrípeta me arrastró hacia el Pópulo y al delirio de la que fueron Las
Presas Ibéricas, acodadas a la barra de un bar, que nos devolvió a lo oscuro,
lo canalla y la desvergüenza desatada con mucho arte. La fuerza centrífuga me
elevó al pretil del Puente Carranza, con un punto de humor negro que encontré
absolutamente genial. Me caí del murete y la corriente me llevó por entre
sargazos irrelevantes hasta que me vi hasta dos Jueces Lores, cuando de pie ya solo
me sostenía el pellizco de humor de la Penúltima Instancia.
©Pablo Martínez-Calleja, 2018
©Pablo Martínez-Calleja, 2018
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