No
parece caber duda en que desde el humor y la sátira se maneja el lenguaje de un
modo muy especial, abreviado, cargado de significado y de tal modo sintético
para producir el rápido efecto de querer engañar a nuestro cerebro, aunque sin
conseguirlo: allí llega la risa o la sonrisa.
El
Carnaval de Cádiz es la gran fuente de este uso del lenguaje en el ámbito
hispánico. No es la única, pero sí una de gran potencia, y que ya exporta hacia
el Uruguay, con el inmenso significado que ello contiene.
La
Chirigota del Ukelele ya introdujo el nombrado instrumento, que durante este
Carnaval de 2017 he documentado en, al menos, dos chirigotas más. La misma
formación carnavalesca ha disfrutado fama y calorcito con humedá gracias al
foam que la venía caracterizando. Este año vuelven con su ukelele, el foam
sigue representado en los cuernos de l@s payoy@s, pero traen otra novedad. Unos
cupleses que de ninguna manera, por su ingenio y calidad, deben seguir encerrados
en una forma que ellos mismos han superado, por lo que yo me he permitido
nombrarlos como “cipleses payoyos”.
Los
“cipleses payoyos” están compuestos por seis(1) únicas palabras y que contienen
todo el significado necesario para expresar una idea completa, que remueve en
la memoria del imaginario y produce los efectos de comprensión, emoción, risa o
sonrisa entre el público asistente.
Si bien
ellos, tal y como me confesaban, se habían inspirado en una afirmación de Oscar
Wilde, según la cual seis palabras sería suficientes para un relato con sentido
completo, y que en una comilona con sus amigos del Perchero, a la que creo que
no faltó José Sánchez, o al menos de ella sabía (y me lo contó), la inspiración
procede de un aire literario mucho más denso, que vamos a reseñar brevemente.
A Tito
Monterroso se le atribuye una novela de siete palabras que dice así: “Cuando
despertó, el dinosaurio ya no (2) estaba allí.”
Igualmente
se lanzó a la microliteratura, invento nada nuevo aunque lo parezca solo porque
twitter lo desee, corre por las calles la leyenda urbana sobre Ernest Heminway,
que hubiera escrito la novela “For sale: Baby shoes, never worn” (‘Vendo
zapatos de bebé nunca nacido’). Hay otros autores más, pero me quedo en Oscar
Wilde y en su espíritu carnavalero, iconoclasta e irreverente, provocador y
descarado:
“That was good. Needs more
porn.”
(“Eso
fue bueno. Más porno, porfa”)
Con
estas inspiraciones se nutre la gran Fiesta de la Palabra que es el Carnaval de
Cádiz, cultura, y no solo cultura popular, como la alta cultura quiere
argumentar para mantenerla pedestre y niña. Hay mucho más que decir del
Carnaval como Cultura a tener en cuenta para todas las fuentes de conocimiento.
Cabras payoyas y su creación literaria.
Cipleses payoyos
“No es
no.”
“Esta
noche tampoco.”
“No
bebo más.”
“Por
ahí no.”
“Sigue,
sigue, ya.”
Y, por
finalizar esta crónica, un verdadero monumento a la conexión entre la cultura
popular y la literatura carnavalesca, propiciada por la microliteratura:
“Piedra, papel, canuto.”
(“Piedra,
papel, tijera” sería lo esperado, desde el juego bien conocido entre niños y
jóvenes; pero el humor de las Cabras payoyas cambian una sola palabra para
permitir comprender otro arquetipo cultural, el del uso y consumo de hachís.).
La
Chirigota del Ukelele sigue su camino de modernización del Carnaval de Cádiz,
chirigota de letras mayúsculas.
©Pablo
Martínez-Calleja, 2017
(1) Naturalmente se trata de tres palabras y no de seis!
(2) Naturalmente el texto original dice: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.”
(1) Naturalmente se trata de tres palabras y no de seis!
(2) Naturalmente el texto original dice: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.”