“Alma
Andaluza”
Se
presenta difícil hablar de romanceros, cuando en mis retinas tengo todavía a “Juana de Castilla” (nada
de loca) asida a la reja de una ventana y arrancándose las hebras de su alma
por entre los versos que decía. Magnífico texto, lleno de humor y de
inteligencia actoral.
Difícil
porque nunca podré olvidar “El eterno repetidor” y su genial humor, a los
“Dalai Sheriff” o “Los viajes de Marco Polo”.
Complicado
porque ya dediqué varias líneas a los extraordinarios padres Vinagre y Pirriaque.
Una de
las obras de arte de las calles de la tacita, en 2015, es para mí el trabajo
de David Media Tamayo y de Andrés Ramírez Rodríguez.
Alma
Andaluza es el dúo legendario que desde hace lustros vive de los bolos por todo
tipo de salas y tablaos y que, por fin, ha sido invitado al programa de Lauren
Postigo.
Su
tipo, su gestualidad, su mímica y su voz son exquisitas.
“Nos
embarga la emoción
con
Cádiz estamos en deuda
no
podíamos decir que no
pues
nos ha embargao hacienda”
Es la
segunda cuarteta y no nos dejará el humor hasta el final. La crítica al
enrevesado lenguaje, petulante, tan propio de ese tipo de cantantes llega
inmediatamente:
“Somos
Alma Andaluza
el alma
de Andalucía
porque
somos andaluces
y
andaluza es el alma mía.”
Andalucía
como lo máximo, como lo máximo inexplicable, como luego ellos mismos nos
cantarán con unos versos que ya se cantan por las calles.
El
texto va construyendo al personaje ante nuestros ojos, petulante, presuntuoso,
sin necesidad de una abuela que lo alabe:
“Una
sevillana le hice siempre
a las
pérdidas desde chico
la
primera que yo recuerde
fue
cuando perdí el pipo”
Y una
sentimentalidad exagerada hacia cosas que resultan ridículas y, por tanto,
graciosas, escritas desde la tradición del teatro del humor:
“Siento
que me quedo solo
que mi
infancia se va al garete
no voy
a olvidarte nunca
hasta
siempre amigo chupete.”
La
riqueza léxica llama la atención, también, en esta letra tan cuidada. Como la
psicología del personaje, tan especial y necesitado de salir de todos los
atolladeros. Al mismo tiempo que vemos al cándido que quiere presentarse poeta
y comprendedor de todas las cosas humanas, nos hace reír con verdaderas ganas.
“Los
cuernos por ejemplo
son muy
duro de tenerlos
pero
nadie cae en el cuento
lo
difícil que es ponerlos.”
Las
sorpresas constructoras del humor, como en sus cuatro amores: ‘su madre, su
hija, su mujer y su querida’. “Que bonito es dar a luz / y vivirlo en tu
persona / pero ahora ponte tú / en la piel de la matrona.” O la niña de
comunión que ‘de corazón quería ir de marinero’.
Toda la
letra es un sin fin de comicidad, de ingenio, de sonrisas y risas en una lírica
de humor magnífica. No dan tregua.
En la
rumba volvemos al humor de cabaret, donde los recuerdos a Le Luthiers (una vez más
en Cádiz) inspiran con unos resultados magníficos: ‘ dime por qué te marchaste,
por qué te fuiste con tu marido’ o ‘me encuentro solo, solo con mi mujer’, en
la mejor tradición del teatro absurdo de humor.
“Las
sevillanas del niño roncador”, donde todo es dulzura y amor de padres hasta que
‘ronca pa sus muertos’.
A todos
los andaluces, y a los que no…
Pero la
cumbre llegará con las “Sevillanas soy andaluz”: “(…) no hay andaluza más bella
/ que la despeñaperrera / tienen curvas y peligro / como mis carreteras.”
“Soy
andaluz / y tienes que comprender / y tienes que comprender / que hay cosas en
Andalucía / que no puedes comprender”, es un látigo de ironía. Como otro ataque
a los clichés llegará con la novia portuguesa:
“Vive
en el pueblo de enfrente
una
portuguesa guapa
y es
seca donde las haya
es
normal que sea seca
si allí
na más que hay toallas.”
Los
cuplés vuelven con su genialidad, su sátira, su inteligencia. Unos cuplés que
contienen un trabajo exclusivamente vocal y exquisito.
Es una
verdadera tristeza no poder encontrar, fácilmente, una grabación completa de su
trabajo, hasta ahora.
©Pablo
Martínez-Calleja