martes, 9 de febrero de 2016

"¡Qué frío hace aquí, joé…!"


Caminé por las calles hasta mi casa, verdosas bajo las farolas como si el mar siguiera dando la luz también por la noche. Venía de ver parte de la final del Falla en la tele. La una y media. Dejé a Cristina y a Javi porque se me caía la cara de sueño. Llegué a casa y me revolví. Tomé la cámara, un par de objetivos y volví a la fosforescencia de las calles gaditanas hasta el Oratorio.

Ya estaban allí casi todos. El primer abrazo fue complicado…, pero lleno de amistad: el de Josemari. El Selu llegó luego. El último fue el Padilla…


2:30 Entramos al local, frente al Oratorio. Peluquero y maquilladora extienden su instrumental. Silla alta para maquillaje; silla baja para peluquería. Empiezan a desfilar después de cantar lo nuevo, suavito para no molestar a los vecinos.

Manolo camina y camina, por todo el local, como un tigre enjaulado. El Gordo ha sacado una manzana y se la está zampando. Josemari y alguien más salen a buscar bebida. Fuman, conversan. Selu no deja el móvil.

3:00 “Aguja de Oro”. Gritos de alegría.

-       El premio lo paga la ONCE
-       ¡Psssssss! Bajad la voz…

La sala está llena de humo. Vuelven a cantar lo nuevo, suavito. Se sirven unos cubatas. Pocos, muy pocos. En verdad casi no beben nada. Fuman bastante o mucho.

-       Y, ¿no se podía cambiar la hora?
-       Sí, pero no pude.

-       Es que esto es… y la gente esperando allí desde las nueve. Ya todo el mundo debe de estar dormido en las butacas. Y muchas agrupaciones están cantando…


Yo me pregunto cómo el jurado podrá observar y evaluar durante tantas horas, sin descanso, y durante toda la noche.


3:45 Llega Juan, en pijama. La actividad ya no cesa, pero el cansancio avanza. Los primeros maquillados se hunden en sus sillas.




-       ¡Oye, que vas a dejar el maquillaje en el pijama de Juan!

El You acompaña a Manolo en su paseo cruzado por el local. El Manolo se sienta un rato. 


Se oyen golpes en la escalera. Sale Josemari a ver si es alguien que viene al local. Nadie en la puerta. Aumentan los golpes, ya muy fuertes. Se van Josemari y otros al baño, por si alguien se hubiera quedado encerrado. Nadie. Vuelven los golpes, ya tremendos, y salimos casi todos al rellano del portal. Hay alguien arriba que aporrea una puerta. Alguien de nosotros da una voz. Silencio. Se acaban los golpes.

- Selu: “¡Qué frío hace aquí, joé! ¡Debe haber fuga de aire!”. (No estoy soñando, ni he escuchado ni a Mihura ni a Ionesco.)

5:05 Entran, de pronto, en bucle, con los sprays de serpentina. Josemari dirige la juerga.

-       ¡Psssssss!

-       ¡Pssssssssss! ¡Los vecinos!


5:25 Al Falla. Pasacalles. Necesitan moverse, ya no pueden más. El Selu dice, “venga, vámonos”. Ya en la calle deciden por dónde ir exactamente.

-       ¿Hacemos pasacalles?
-       Más cerca.


Alguien ha olvidado su cabeza. Josemari se va con las llaves a por ella.

El pasacalles parece una carrera. Varias voces dicen “¡pararse!” Volvemos a la marcha. Otra vez galopamos. El Falla. Vamos a la puerta lateral del lado de la Facultad de Medicina. Los acompañantes esperamos. Entran los del Selu. Hablan con los porteros. Nosotros cuatro recibimos un ticket con el sello del teatro y estaremos siempre con ellos sin prácticamente separarnos.

Dejan la ropa y los instrumentos en el camerino. Se saludan con el resto de carnavaleros que van y vienen, con los profesionales de la prensa. Fotos. Todos pululamos alrededor de él. A una seña nos arremolinamos alrededor de la puerta y bajamos. Hay un pasillo junto a la puerta que da al complejo del escenario. Llega Juan. Selu llama a  su tropa. Cantan suavecito el cambio. Aficionados y profesionales de los medios de prensa se acercan para selfiarse con los del Selu. Peluquero y maquilladora no quitan la vista de todos ellos. Los antifaces, los martillos, los antifaces de oro y de plomo, las bocamangas de las mangas de las camisas. Ya todos van con Juan. Vuelve la gente a selfiarse con ellos.


Selu llama a su gente, al fondo del pasillo. Cantan el cambio suavecito. Vuelven frente a la puerta. Se abre. Todos adentro. Utilleros y tramoyistas se mueven con una habilidad increíblemente mágica para no chocar contra el caos que reina y hacer su trabajo. Todos hacen su trabajo. Nadie, milagrosamente, choca. Nosotros cuatro nos retiramos a la izquierda. Nos colocamos atrás. Llega el regidor a leernos la cartilla a todos los que estábamos allí. Que nos mantuviéramos atrás y sin movernos mucho. Hay otras personas que insisten en acercarse más y más. Vuelve el regidor. Insiste. Se disculpa amablemente por sus palabras fuertes y pide comprensión y seguir las normas. Un segundo después nos inunda una lluvia de papelillos que él mismo nos lanza. Son las seis de la mañana…

Se escuchan los primeros compases de una chirigota (se me ponen los vellos de punta al escribir esto) la voz penetrante del Selu. El telón se levanta con parsimonia y ellos, como un solo cuerpo, avanzan con ritmo. Me pregunto de dónde sale la alegría inmensa con la que cantan después de haber visto su agotamiento. Me pregunto quién sujeta a quién; si sujetan a Juan o Juan los sujeta a ellos. Trato de atraparlos con mi cámara, como si de una chirigota ilegal se tratara. Es lo mismo, para quien sepa qué es hacer fotos ‘ilegales’ a chirigotas ‘ilegales’. Escucho la saeta. Josemari hace otra vez un pequeño milagro. Manolo está frente a mí y me pregunto cómo sujeta su entusiasmo desde tan alto. Josemari mira a Juan con ternura. Todos ellos, todos hacen un milagro, todos sin excepción, todos lo dan todo, juntos, como una piña.

Cae el telón. La magia se disuelve en el aire, que sigue vibrando, sin embargo. Varios son ‘asaltados’ por la prensa. Nos esfumamos hacia el camerino. You no encuentra su cartera. La encontrará, por fin, bajo un manto de papelillos. Salimos a la calle. Rápidos. Se dejan selfiar por los aficionados que aguardan. Huimos hacia el local. Creo que se refugian en la inercia que los mueve, que saben que solo llegarán hasta el Oratorio si no se paran; de lo contrario se caerían.


7:20 De vuelta en el local. Llegamos al local. Se arrellanan en las sillas. Selu se desploma sobre una:

-       No me lo puedo creer, el concurso ha terminado. ¡Ahora a disfrutar!

7:55 Dormitan, el silencio es denso. El humo hace el aire azul.

-       Oye, los puntos se arrastran, ¿no?
-       Sí, y quedan sucísimos, y tó rotos…




La gente está derribada en sus sillas. Desmaquillados. Las pelucas han vuelto a sus estuches, las cabezas a sus bolsas. Juan es un montón de Juanes, aquí y allá.

A eso de las 8:00 termina el concurso.


8:15 “En la ciudad de Cádiz…”

-       Vocales (dice una voz por la radio.)
-       A, e, i…

-       ¡La cazuela! ¡Oleeeee!

-       ¿Estáis ensayando?


Dicho el segundo premio de chirigotas, llega la celebración. Saltos, abrazos. Llamadas por el móvil, y cada uno a su casa.


©Pablo Martínez-Calleja, 2016






lunes, 8 de febrero de 2016

Crónicas hamburguesas… La chirigota del ukelele

Los del ukelele te dejan de piedra con la edad que tienen y la que aparentan. Podría ser que llenan ya la calle por el morbo del gel de frío y de calor…, ¡vaya usted a saber!
Divertidos. Allí estaba Amanda, de las inolvidables Amantis Religiosas, partida de la risa.


(Sigue un comentario crítico)
©Pablo Martínez-Calleja, 2016

Crónicas hamburguesas… El Rufo

El Rufo no decepciona y nos vuelve a entregar un buen espectáculo de variedades, con cena, de un buen cabaret de segunda cerca del barrio rojo. Cabaret canalla en mitad de la Calle Ancha. ¿Quién ha dicho que no le haga falta al Carnaval de Cádiz? Mucho más que cualquier función de fin de curso de Bachillerato…

(Sigue foto)

©Pablo Martínez-Calleja, 2016

viernes, 5 de febrero de 2016

Paco Rosado: "Estoy convencido de que, en cincuenta años, el Concurso ha perdido más que ha ganado."




Me permito traer a este blog el análisis de un muy buen conocedor del Carnaval de Cádiz, y que ha publicado en su muro abierto de feisbú.


"Ésta es la valoración que hago del COAC 2016, según mi gusto personal y sin recibir o aceptar presión alguna proveniente de consejos de amigos y adláteres.
En cuanto a las agrupaciones, esto es lo que he sacado en conclusión:
Mejor coro: La corte.
Mejor comparsa: La guayabera.
Mejor chirigota: Si me pongo pesao, me lo dices.

Mejor tango: La cazuela.
Mejor pasodoble de comparsa: La comparsa de los invencibles.
Mejor pasodoble de chirigota: Una especie en extinción.
Mejor grupo de coro: La vuelta a Cádiz en 80m mundos.
Mejor grupo de comparsa: Un fallo lo tiene cualquiera.
Mejor grupo de chirigota: Los sereníssimos.
Mejor estribillo de coro: Coroterapia
Mejor estribillo de comparsa: Los arqueros
Mejor estribillo de chirigota: El Niño Jesús que tiene…
Mejor cuarteto: A.L.C.A.R.A.J.O .
Mejor parodia: La Alcaldesa poseída (Las aventuras de Tontín)
Mejor popurrí de coro: Coroterapia .
Mejor popurrí de comparsa: OBDC: La vida es bella.
Mejor popurrí de chirigota: Los polvos egipcios.




Y dicho lo cual, lo que he visto me ha causado la siguiente impresión:
Estoy convencido de que, en cincuenta años, el Concurso ha perdido más que ha ganado.
Cuando muchas veces digo que el pasodoble y el tango han dejado de tener sabor a carnaval para convertirse en composiciones musicales exóticas, siempre me contestan que hay que evolucionar; y yo me pregunto: ¿Es evolución seguir (como se hacía en el siglo XIX) metiéndonos con las suegras como si fueran una institución dañina? ¿Es evolución, después de lo que les ha costado conseguir algunos derechos sacar a dos homosexuales a escena y llamarles mariconas?
El Concurso está marcado por la mediocridad y la incultura como si no hubiera pasado por él el tiempo para algo que no fuera la puesta en escena. Se están haciendo los cuplés que no podía hacer el Carota en los años 50/60 por culpa de la Censura; pero que, gracias a ella, el autor y sus colegas se estrujaron el cerebro para dotar a los cuplés de un ingenio que fue la envidia de España. Ese ingenio ha desaparecido y el público está encantado de que así fuera; por eso se desternilla al ver a un chirigotero con un pene de un metro de largo en una carretilla paseándolo por el escenario, o al ver que no sólo se nombra dicho pene con el nombre más ordinario posible, sino que se acompaña con un gesto basado en poner la mano izquierda sobre el brazo derecho y balancear el antebrazo para que quede claro de qué se está hablando.
La basura televisiva está haciendo mucho daño al Concurso porque de ella se está tomando el espíritu, el lenguaje y los personajes.
Con respecto al espíritu, vemos cómo desde el mes de marzo ya empiezan los carnavaleros y aficionados de segunda fila (son los que se preocupan menos de una buena copla que del aspecto rosa del Concurso) a alimentar sus conversaciones con sucesos ocurridos en las agrupaciones (sobre todo en las comparsas) y sus estrellas: que si Fulano se ha ido con éste, que si Mengano no quiere participar más o que si Zutano le ha ofrecido dos partes al Cara conejo. Conformando, con esos mimbres baratos, autores que podrían tener mucho que decir, unos repertorios de periodismo rosa y amarillo muy escasos de calidad y de actualidad que no sea puramente carnavalera.
Sucesos que si en otras épocas traían sin cuidado a los aficionados, ahora traen al pairo a un personal aficionado al castraticismo y que muere por un gorgorito.
Eso genera un espíritu de retro-alimentación que es el que hace que la mayoría de los repertorios se nutran de coplas basadas en esos sucesos y de ahí deriva en las vergonzosas guerras que tanto vulgarizan los repertorios y en un meta-carnaval absurdo que convierte al Concurso en un reflejo de sí mismo y en una espiral sin sentido ni calidad ninguna.
El lenguaje que se está utilizando en las coplas es el más vulgar y zafio y, la mayoría de las veces, sin justificación ninguna.
A la edad que tengo, no me voy a asustar de determinadas palabras ni voy a dictar modos de hablar de cada uno, pero cuánto más elegante es un cuplé con su doble sentido y diciendo sin decir, que plagado de ‘borderíos’ rancios y que le quitan categoría a la copla, al Concurso y al Carnaval; y como eso está en el ánimo y en la boca del buen aficionado, no necesito extenderme más.
Se han cantado más de 400 cuplés ¿Con cuántos nos hemos reído? Y ya sabemos que en la mayoría de comparsas y coros el cuplé es una excusa para cantar el estribillo; pero ¿Y las chirigotas y los cuartetos? ¿Cómo un público que se ríe con una ordinariez cuartetera después exige cuplés super-elaborados? ¿Por qué para que la gente se ría a un cuplé no le basta un texto sencillo sino que hay que rellenarlo de efectos especiales?
No os quiero cansar mucho, por eso no me voy a poner a hablar aquí de otros defectos que, como están en la vida diaria, se reflejan en los repertorios; tales como el machismo o la xenofobia. Así que el año que viene lo desarrollaremos aquí."
Paco Rosado en facebokk
https://www.facebook.com/paco.rosado.96/posts/1864527990440200

Crónicas clandestinas. Las talegueras

Un ensayo general no justifica un artículo crítico, sería injusto. Sin embargo se puede ver y decir, en plan de apuntes, el par de cosas que estas mushashas son capaces de hacer.

Las Jackies fueron; lo más grande que puede producir una nueva chirigota es superar su anterior. Trabajo actoral que promete, con las peleas de ‘gayas’; el patio de la prisión…


Se adentran y bucean por los difíciles recovecos del lenguaje callejero del Carnaval sin “el-coño-tu-hermana” ni “la parienta…” con un resultado que se podrá saborear, y sin ningún puritanismo, y sin andar ‘jincándola’ por ahí, pero con una barra de mortadela…

Una muy poca vergüenza. De reinserción ná. Y los padres de cuerpo presente. Y dale con tocarse. ¡¡¡Y peleas de gayas!!! Yo creo que debían de intervenir los guardias... Pero, claro, empiezan de cantarle al Kichi ese, que los manda, y le hacen pecho a un nacional... UN SINDIÓS.

La primera vez, ¡qué gustito!; la segunda, MÁS.


©Pablo Martínez-Calleja, 2016