domingo, 9 de febrero de 2020

Por si los bulos siguen en pie

(La foto llega más tarde)


Mi querido amigo, mi prescidente, mi columnista de cabecera en materia de Carnavá, pormetió una columna sobre bulos arraigaos en el mundo de las comparsas del COAC, pandemia que no afecta a todas por igual y que a alguna de ellas ni siquiera infecta.

Con socarronería, er gallego ataca a lo aldeano-que-tira-la-piedra-y-no-esconde-la-mano, con cargas de profundidad y no deja soldadó, y sépase que Cadi es astillero, con la gafa puesta, que digo yo que a tanto soldadó sin autógena en la mano, por mucho que se empeñe y le desfonden los sombreros, en la ópera de Verona no les van a dá carga de trabajo.

Burla es el Carnavá, burla y no municipal, quiero decir ordenada y vestía de pingüino, sino silvestre o asilvestrada, y la burla que er gallego acomete debería asistirnos a todos los que, con muy poca vergüenza, nos atrevemos, de atrevimiento y no de autoconfianza, a decir en público lo que no confesaríamos ante ninguna rejilla cercana a cofradía o, de cargadores, compañía ni cuadrilla.

El punto primero de su teología de las 7 palabras, que er gallego tiene su punto cabrón y es de los personajes más curtos que conozco de Cadi, es una llamada al público romántico para que se reencuentre con Larra y se vayan tós al chino a comprarse un linternón de astillero y cuando sarga una comparsa la’ lumbre, no vaya a dá arguno un traspié, ahora que la seguridad pública municipal pone el ojo y la lupa en asuntos de la burla.

Como Rilke aconsejaba al joven poeta que no usara de la ironía si no sabía manejarla, er gallego llama ar poeta caletero a que sea caletero y que si se va hasta la reja no exagere con el viaje, y si se atreve con Puerta Tierra tenga en cuenta que todavía queda el istmo: que Cadi se quede en Cadi, que nadie se pone a hablá en griego cuando mientan a Momo y tó eso, que en gaditano se’ ntiende. El que pueda, adelante, pero que sepa.
Además de Rilke, er gallego sabe de Neruda, que ya decía aquello de que le salían los poemas mu largos cuando no tenía tiempo, y que La Caleta se llenó de ispiraciones ya desde setiembre por lo menos. Eso los que no se fueron a los pies de Gades a buscar a la mujer gaditana.

Queden los tics pa’ los relojes, advierte Quique Goberna, que lo repetido se gasta como las levitas de los soldaore y no se hagan furbolista ahora que les han puesto a la salida de las bambalinas un cartelón, y no es de ningún romancero.


Siga la burla del Carnavá y sigan la comparsas hasiendo lo que les dé la gana.

 ©Pablo MtnezCalleja, 2020

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