Carnaval de Cai. El carnaval de Cádiz es un inmenso patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad.
The carnival of Cádiz is the Speaker's Corner of Spain… without soapboxes.
Fue un verdadero placer contarle a Roberto Sánchez Ramos, Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo, que el Carnaval de Cádiz es una Perla de la Cultura Universal Hispánica. Fue todo gracias a Helder Rui Ferreira, director del Festival Internacional de Máscara Ibérica, que nos reunió en Lisboa en mayo de 2017. Gracias, Helder, y gracias, Roberto. COAC: Concurso Oficial de Agrupaciones del Carnaval.
Premisa para este artículo. Quien haya leído la primera entrega de “Floreros con encajes y puntillas” comprenderá, inmediatamente, que
el machismo como telón de fondo va a ser el tenor de la presente segunda
entrega. Para ello me he concentrado en un aspecto de la cultura más basado en
la copla, porque la chirigota de este repertorio me sugierededicarle esa atención. Para ello he elegido
entre mis recuerdos varias de esas coplas antiguas que alguna vez, o muchas,
escuché en la radio que mi abuela Luisa tenía encendida permanentemente.
No ha
sido fácil, sin embargo, a pesar de mi ya larga dedicación al habla gaditana,
tener que acometer yo mismo la transcripción del cuplé “La niña del pirulí”,
dado que el texto no estaba disponible. Labor para la cual tuve que pedir
¡socorro! Desde mi muro de fb y acudieron en mi ayuda no pocos gaditanos que
cuento entre mis amigos. En especial, y con la solución debajo del brazo,
acudió Rafael Martín, que se tomó la molestia de releer mi transcripción y
llenar los dos huecos que yo no era capaz de transcribir. Sentidas gracias,
querido amigo.
Las matillas ondearon este Carnaval de Cádiz en dos
versiones, aunque no duplicadas. Las mantillas laikas son una agrupación con su
propia personalidad, una chirigota femenina gamberra y callejera; ilegal en
todo su sentido. Una agrupación cuyo tipo era el mamarracho gaditano, que
incorpora a su repertorio más de un ‘aire costumbrista’ del Cadi de los últimos
años, bien sea refiriendo a la Carmeluchi, ya sea contando de la bicicleta de
la Uchi.
Su
presentación comienza con un “toke de toriles” marcado por la escuela de Las talegueras (2016) , y que también ha incluido este
año Ana López:
“Clitoriiiiii,
clitorí, clitorí, clitorí: tú también te toca ahín (ahí)”.
Muy
interesante se presenta el hecho de que la música de la presentación, Soy minero, sirva para dejar aparecer a una ‘obrera’
que adora su mantilla, ponerse su mantilla a todas horas y en cualquier
circunstancia. Y siga con una copla tan española, y “muy española, y mucho
española”: La bien pagá. Y una copla muy ‘macha’, uno
de los valores que los críticos de la mantilla atribuyen a dicha prenda. Mi
impresión es que el repertorio, con su música, está escogido de un modo
exquisito, y no a pesar de su carácter satírico y grotesco: esto es Carnaval.
Por cierto, un Carnaval muy inteligente y con pocos compromisos, así como un
uso de la lengua más que interesante brillante.
“(…)
Y si un
día, de repente, salta una buena levantera,
po
despliego la matilla y corro más que la Uchi en la, en la bicicleta.”
La
desvergüenza, cultivada en todo momento, así como eso que en Cadi se llaman
borderíos, de ninguna manera se echan de menos:
“(…)
Tengo
la menopausia
Y sudo
aunque no se me note.
Y si tú
no te lo cree
ven, y
tócame el escote.”
Tengo
la impresión de que es esta, también, una desvergüenza propia de ese folclore
de coplas, tan relacionado con la matilla española, que la cinematografía, de
la época franquista, nos mostró de un modo más refinado, digamos, pero siempre
lo hubo en modo más desenfadado y fuera del Carnaval, y sobre el que no dejó de
haber una cierta ‘vista gorda’:
En
especial, “La niña del pirulí” me interesa aquí nombrar, porque la recuerdo
bien, porque su texto me fascinó siempre y su música me parece magnífica. Sin
embargo, esta copla es una letanía, la letanía de las mujeres sometidas bajo el
yugo del machismo institucionalizado y naturalizado en el Derecho en forma de
Leyes concretas durante la triste época fascista de nuestro país.
Este es
el texto completo de la copla:
“Vamos
a ver, lo que sale de ese pirulí…”.
“Rosita
busca un marío
más
dulce que un pirulí,
que a
nada diga que no;
que a
todo diga que sí:
¡a
liguí!
Más
dulce que un pirulí…
Que
ponga cara de risa
cuando
ella pida dinero…
Y
somanta en la cocina:
se ha
pegao con el puchero.
Aunque
ella es mocita, bonita y honrá,
Pa mí
que esa ganga no la va a encontrá,
ni
hablar, uy.
¡¡¡A
liguí!!!
Ay, la
niña del pirulí,
le
dicen todos por Puerta Tierra.
¡¡¡A liguí!!!
Ay, la
niña del pirulí,
mira a
los hombres pidiendo guerra.
Un
pañuelo lleva ar talle,
del
color de la esperanza;
al
andar, un meneíto…
Ay, ay;
¡ay qué meneíto…!
Que a
cualquiera se le alcanza…
… que
buscando más marido,
con un
fuego que pa’ qué.
Pirulí,
pirulí;
pirulí,
pirulá.
Pirulí,
pirulí,
pirulí,
pirulá.
Ay,
caray, qué caray con la niña,
que
vaya una ganga que quiere encontrar.
Pirulí,
pirulá.
Pirulí,
pirulá,
pirulí,
pirulé,
pirulé,
perulá.
Ay,
¡cómo están los hombres…!
¡Qué
barbaridad!
Pirulí,
pirulá.
¡Pirulí!
Ya se
casó la Rosita,
¡josú
qué timo le han dao!
Almíbar
creó encontrar,
vinagre
la resultó.
Y, ¡a
liguí!
¡Que
tome usted pirulí!
De la
mañana a la noche
se
forma la escandalera,
y le
coloca al marío
la comía
por montera.
Que al
pobre le ha puesto
después
de casao,
los
catorce días el mismo guisao
Ya está
apañao.
¡Ojú!
¡A
liguí!
Ay la
niña del pirulí,
ya no
pasea por Puerta Tierra.
¡A
liguí!
Ay la
niña del pirulí,
ya
tiene en casa bastante guerra.
Pero
Rosa no hace caso
del
martrato del marío.
Si le
zumba, pa’eso es hombre,
A la
horita del cariño…
Aaaaaaaayyyy….
Que es
más dulce que un pestiño,
y mejó
que un pirulí.
Pirulí,
pirulí.
Pirulí,
pirulá.
Pirulí,
pirulá.
Ay,
caray, qué caray con la niña,
que
vaya una ganga que vino a encontrar.
Pirulí,
pirulá.
Pirulí,
pirulá,
pirulí,
pirulé,
pirulé,
perulá.
¡Ay!,
¡qué pirulí más dulce!
Pirulí,
pirulí.
Pirulí,
pirulá,
Pirulí,
pirulí.
Pirulí,
pirulá,
¡Pirulí,
pirulá!
Ta, ta,
tá.
Es un
texto siempre equívoco, aunque lo más determinante resulte el tenor machista,
de disculpa y comprensión hacia una violencia y hacia una pretendida
‘naturaleza varonil’ que disculparía sus excesos y delincuencias. Sin embargo,
no convendría perder de vista unos versos, curiosamente: “Ya se casó la
Rosita,/ ¡josú qué timo le han dao! / Almíbar creyó encontrar, / vinagre la
resultó.”
Bien,
“Las mantillas laicas” toman, en mi opinión, de esa tradición de cupletistas
(así las veo yo, y las he visto en 2016) la parte fresca, desvergonzada,
festiva y deslenguada tan propia del Carnaval, y se presentan impermeables ante
cualquier forma de machismo. Lo pudimos ver en su “Miércoles de ceniza en
Pompoya” y lo vemos ahora.
Esta es
una agrupación que usa, en todo su esplendor, el habla gaditana; que sabe lo
difícil que es pronunciar el alemán, en especial si es algo tan especial como
“Lidl”.
Les
gusta sorprender al público ante lo esperable, en principio:
“(…)
Tengo
que depilarme y lavar la braga faja.
Me
quedo en casa mejón,
Y me
hago una buena… berza
(A
manoooooo).”
Además de
sus temas costumbristas y de vida diaria,
“Cuando
voy al Mercadona
y hago
cola en una caja,
no sé
cómo me la apaño
que
corre más la otra caja.
Y si me
cambio de caja
me
vuelve a pasar lo mismo.
(…).”,
su
crítica contra el Poder político es clara:
“Ano-che
tuve un sueño,
vi los
bajos del Congreso.
Había
tumbas milenarias
CON LOS
MUERTOS DEL GOBIERNO.
Rajoy
estaba envuelto con la bandera de España,
y los
huesos del Coleta
abrazao
a la Soraya.
La
momia de blanco y verde
Era la
Susana Díaz;
y las
figuras de cera,
LOS
MUERTOS DE LA MONARQUíA.
Me
parece de una ternura cálida que en su enumeración de desgracias del año
concluido, citan lo mismo que ganara Rajoy o Trump que el cierre del horno de
La Gloria, o que ironicen con la desaparición de las ninfas del Teatro Falla.
“Pero algo bueno ha pasado: Brad Pitt vuelve a estar soltero.”
Cuando
Paco le propone amor, sexo, toma la noche por las riendas, a diferencia de la
copla“La niña del pirulí”, y lo del
disfraz le va bien, pero:
“(…)
No vaya
a largá un discurso,
No me
seas más idiota,
Te
tomas un par de viagras,
Y ponme
mirando a Rota.”
Nótese,
además, que la impotencia sobrevenida de Paco es tomada con la naturalidad del
caso y con gran independencia de criterio, acudiendo a la farmacopea como lo
más normal del Mundo. El Carnaval tiene, también, un residuo de ritual y de
contestación a una determinada ritualidad moral que el nacionalcatolicismo
franquista impuso manu militari en
España. Así son las mujeres emancipadas abrazando la realidad; también así.
“Tengo
un primo mariquita” que se ha hecho modista o costurero, para terminar,
‘disfrutando como un loco’, “repasando los ojales”. La homosexualidad queda
presentado a través de un cliché demasiado evidente. Es parte, diría yo, de un
modo de hacer Carnaval, el de estas mujeres (con texto ‘tutelado’ por un varón,
así como la música), directo, abrupto, salvaje y grotesco. Creo que pueden ser
una de las correspondencias, en femenino, de la Shirigota Ilegal Rockera de
Cadi”: una de las aortas del Carnaval.
La
burla hacia todo y todos, sin ton ni son; la risa sin más explicaciones, el
absurdo:
“(…)
En
todas las conferencias
su mujé
estaba delante.
La
pobre siempre lloraba
con las
cosas de su Obama,
porque
bien lo sabe er sielo
que
quien no llora no mama.”
Le dedican
una canción al tanga verde, que el año pasado fue rojo, en una suerte de
continuidad que se asemeja al elemento ritual que el Carnaval tuvo, y en el
fondo sigue teniendo.
En su
despedida, piden un ‘leuro’ para el libreto con el “ná te pío, ná te debo”:
“(…)
No te
canto, canto a otro.
Si ya
me escuchaste ya te puede í.
No me
eches en cara que no te reíste:
Tú es
que eres mu lasio o no eres daquí.”
Un
agrupación interesante, una de esas agrupaciones de las que con enorme
dificultad se encuentran sus vídeos en youtube, aunque son, estas mujeres, unas
aortas del Carnaval de Cadi. Su incorformismo, su tosquedad calculada, su habla
gaditana, también, mantienen vivo el Carnaval.
Premisa. Es notable observar en la historia de toda
la prensa occidental el deseo de parecer lo que se quiere ser o de lo que se
desearía ser (o no). Los periódicos adoptan nombres pomposos, siempre: El País,
La Nación, El Mundo, El Independiente, El Imparcial, El Sol...
Las
críticas contra un Cuarto Poder que resulta ‘líquido’, en la expresión actual,
y sin ningún tipo de control, llegan desde todas las esquinas del espacio
social. Con mayor o menor fortuna. Algunos desean que el público quede exento de
responsabilidad,
a lo que habría que recurrir a Mariano José de Larra, y no solo por su famoso
artículo: “¿Quién es el público y dónde se encuentra?" Umberto Eco dedicó su última
obra, “Número Zero”, a un periódico, a un político metido a jefe de un
periódico, ante
lo que solo nos queda recordar aquella máxima de que un partido político que
desee alcanzar el gobierno necesita un periódico que lo respalde. Así, los
periódicos van llevados por su propia deriva en la que ese público que se deseaba
Larra no desea embridar el timón con una única intención, la de que no vuelque
en unas aguas siempre bravas, incluso revueltas.
También
los cómicos, por supuesto, les han dedicado momentos a los medios de
comunicación, usándose de ellos para sus sátiras y parodias. Martes y trece le dedicó un homenaje a Tip y Coll. Le Luthiers, recién premiado para Asturias, escenificó
una tertulia radiofónica…
A este
hecho ‘universal’ se le suma la ‘fusta universal del Carnaval’, y lo mismo en
Cádiz que en Basilea claman las calles, los carnavalistas y carnavaleros,
contra una prensa que representa el Cuarto Poder y debería ser, en realidad, la
sátira escogida y elevada contra el Poder. De lo que se deduce que solo el
Carnaval, en su realidad plural callejera es capaz de “cantar las verdades del
barquero” sin ningún tipo de control (excepto el ideológico que impere en la
correspondiente agrupación de Carnaval) o con relativamente poco, en principio.
Hay que decir que la suma de todas esas fustas debería poder componer el látigo
de siete colas que el Cuarto Poder está necesitando, como un Poder tan
elemental (o más) en una sociedad democrática.
Un pequeño descubrimiento. Salí de viaje hacía Basilea
con el primer pase de Los Imparciales en la cabeza. Todavía leían el texto, no
aparecían conjuntados y aquello hubiera sonado a ‘música ratonera’ excepto que
la experiencia me indicó esperar, porque en el Carnaval de Cadi hay que esperar
y tener algo de paciencia.
Llegué
a Basilea y me encontré con nada menos que el “BaZ Sale”, una agrupación le
daba y duro al periódico de la ciudad Basler Zeitung.
Libreto
Sólo
pude sonreír y comprender ese hecho ‘universal’ en el espacio cultural del
Carnaval. Y regresé a Cádiz, y Los Imparciales, ¡Cómo sonaban ya Los
Imparciales!
Su
libreto representaba, igual que en Basel, al periódico local. Cualquiera diría
que yo mismo hubiera llevado y traído el espionaje de libretos e intenciones.
Libreto
Los
Imparciales. Los que fueron “Los balconetti”, “La escopeta nacional” y “Los
huesitos” salieron de gangsters (o del cliché del Chicago años 20) y
encorbatados con papel de periódico. Su repertorio me recordó,
inmediatamente, una película americana de 1974:
A mi
vuelta de Basilea, Los Imparciales sonaban a Carnaval, del bueno. Sus voces ya
sonaban perfectamente conjuntadas y de mi asombro me surgió una pregunta: ¿esta
gente sabe música?, ¿todos ellos? Es importante darse cuenta de que los
silencios son difíciles de mantener cuando no se tiene una verdadera
experiencia musical como intérprete. Hay que contar interiormente y hay que
saber cómo contar, y todos tienen que contar igual. Y todo esto en mitad de las
calles. Bien.
Ya desde las primeras cuartetas mantienen su etiqueta de crítica contra el status quo, homenajean a dos personas
cualesquiera de tantas que gracias al crowdfunding hacen posible iniciativas
independientes y se burlan de la gran banca, en la persona de la hija del
difundo banquero botín.
La
sutileza, fina, divertida, pero mordaz, llega en la primera cuarteta:
“Locos
por una primicia,
el
personal se me aturulla,
no es
que tengan PRISA,
es que
el grupo tiene bulla;
El Imparcial!!!
Naturalmente
aquí PRISA es el ‘grupo’ PRISA, editor de El País, que tiene ‘bulla’, un
sinónimo gaditano para expresar la prisa desbocada, el griterío, el follón. Y
es que PRISA ha tenido en los últimos meses muchos problemas internos y con la
sociedad española.
Sigue
la burla, en una construcción de texto absolutamente irónica y espectacular:
“No
publicamos nada que no sea veraz:
verás,
tampoco vamos ahora a exagerar…,
y ante
la duda, siempre, siempre,
recurrimos
a la fuente… de jamón.
Y si
desea usted expresarnos su opinión,
más que
una carta, mande un sobre al director,
o más
de uno, que el diario El Imparcial
es muy
plural…”
El
juego de palabras de esta última cuarteta, disociando carta y sobre, insiste en
la sátira y burla contra la corrupción generalizada y expresada a través de los sobres llenos de dinero que la justicia española ha constatado que se
utilizaban para entregar el dinero negro, en varios procedimientos judiciales
contra el Partido Popular, actualmente gobernante.
En los cuplés
tratan y unen la burla institucionalizada socialmente contra la Pedroche con la
burla recurrente contra “el perro emperador”; la domótica, para constatar lo
que avanza la técnica, con la pobreza estructural de una población que sigue
penando para acceder a una casa digna; el “Jalogüín” y otros americanismos que
deslumbran a “los españoles” (tradicionalmente) con la crítica contra el
presidente del gobierno español igual de “mamarracho” que el actual americano; la
drogadicción con el móvil y el irresponsable abandono de todo lo que no sea el
móvil, incluso el "niño chico"; el deseo de éxito futbolístico de un padre por
su hijo que le lleva a enfrentarse con el Mundo, para constatar que su hijo era
uno más.
El
horario español, también tema de actualidad, en unas cuartetas igualmente
divertidas, donde por exigencia de la rima dicen Hamburgo en lugar de Berlín,
porque les sale del Frankfurt (nadie olvide que ‘el Frankfurt’ hace mención a la salchicha y al
‘ecuador de la
salchicha blanca’: una salchicha blanca, sobre todo típica de Baviera y
Suavia. Es una salchicha que tiene una piel fina y que normalmente se retira para comerla con mostaza dulce y acompañada de un lazo de pan, junto a una
cerveza de trigo. ‘La tradición’ dice que ha de comerse antes de las 12 del
día.).
La
burla contra las promesas de la religión de un Mundo feliz más allá del Mundo
presente (“… y me fui porque allí me estaban entrando ganas de morirme.”); la
burla contra la afectación de quien se compra el último grito de equipamiento para
salir a hacer deporte “y dispuesto a comerse el mundo, cogió el camino y se fue
a una venta.”.
Un
pasodoble, lleno de doble sentido, donde esta agrupación va desgranando todos
los “disparates” que han venido resultando de la acción del nuevo alcalde, el
Kichi según su apodo, y que en su burla extremada contra los críticos del nuevo
gobierno municipal, van refiriendo pequeñas acciones contra la corrupción y
terminan:
“(…)
Puede
que arregle la crisis…, pero de momento, el Kichi,
me está
costando el dinero…, me está costando el dinero.”
No
queda la crítica contra la monarquía fuera del repertorio, cuando le dicen al
dentista que “la corona … se la pone usted a Felipe VI”, al mismo tiempo que
una queja contra un sistema de salud que permite que los precios del dentista
se disparen sin control.
Las
rivalidades políticas como prolongación de las rivalidades familiares dentro de
la familia, en especial las del matrimonio, y una queja contra la peculiar y
legendaria desidia, tópica, del hijo de 18 años al que no le interesa la
política, “pero tiene el cuarto de baño lleno de fotos de la Teresa.” (Se
refieren aquí a Teresa Rodríguez, pareja del alcalde de Cádiz y diputada
regional en el Parlamento Andaluz.)
Los
chinos y su ansiedad por comprar en Occidente hasta los equipos de fútbol; las
injustas relaciones laborales entre empresarios y trabajadores, en las que los
trabajadores sufren severas condiciones de injusticia; la política local,
criticando de forma irónica y grotesca a una concejala ‘eterna’ en el
Ayuntamiento de Cádiz, en la que enganchan dejando aparecer al famoso concejal
del grupo socialista; la regulación del tráfico rodado según matrículas pares o
impares, lo que en Cádiz será diferente y la regulación será según ‘pares’ y
‘mares’ (de padres y madres; y que mares es el plural de mar).
Un
cuplé de actualidad puramente carnavalera, referida a una iniciativa desde
algunas filas feministas de llevar un brazalete morado para ofrecer visibilidad
a personas que pudieran sentirse amenazadas en su libertad sexual. En este
cuplé aparece el travestismo formal de todo Carnaval, al menos de forma
simbólica, para volver con su burla incansable, dado que a la del brazalete “le
pinchaba la barba igual que a Espinete” (Personaje de un programa de televisión
–programa de difusión europea-, Barrio Sésamo: era un erizo.)
Me
apetece llamar la atención sobre las tres últimas cuartetas:
“Confirmado
que era un tío, no sabía como escaparme,
y por
más que chillé esa noche,
no vino
nadie a rescatarme.”
Hay un
juego, muy imbricado, el de abrazar la fatalidad, con cierto placer, pero
mantenerse en ‘una corrección de moral sexual’ permitida. Veo un posible paralelismo con una escena de la película “Les Grandes Ondes”,
precisamente una
divertidísima comedia cuyo tema es el periodístico, en este caso radiofónico:
Es la noche de la Revolución de los claveles en Lisboa y en un piso surge de modo
espontáneo una orgía. Esta orgía le será explicada, más tarde, al protagonista,
donde queda claro que el técnico de sonido se dejó hacer por un bigotudo, “pero
era todo tan amable…”, a lo que con picardía pero sin malicia, la periodista le
dice: “te folló”, y el técnico arguye que…
Ya
hemos explicado muchas veces que, a pesar de muchas cosas, el telón de fondo
sexual sigue siendo un elemento del Carnaval: queja y crítica por el malestar
en la vida sexual, travestimiento y homosexualidad.
Este
mismo tema vuelve a aparecer, ‘recurrentemente’, puesto que hasta ahora cada
cuplé incluía un solo tema:
“(…)
Que
vivió una experiencia sexual con un negro zumbón que salió de allí mismo.
La
experiencia fue tan conseguida y tan aparente que hasta le dolió.
Lo más
raro, por lo visto, sucedió cuando se marchaba,
porque
le dijo un dependiente
que
aquellas gafas no funcionaban.”
La
verdad es que este tratamiento de la homosexualidad podría verse a primera
vista como homofóbico, quizá. Sin embargo, no lo sé, tengo la impresión de que
este mismo tenor es el utilizado en toda suerte de sexualidades, aunque al
mismo tiempo creo que la sexualidad masculina androcéntrica es la que mejor
parada sale sin ninguna duda en el contexto general.
El
final del repertorio va llegando y la burla se centrará, ahora, en la euforia
publicada y anunciada por el presente gobierno sobre el presunto buen
funcionamiento de la economía, que “Al final va acabar creciendo / Soraya Sáenz
de Santamaría.”
El
último cuplé vuelve a los temas locales y al del aparcamiento, tema tratado
también, de modo monográfico en su caso, por Parking Dead con un trabajo de
inmensa calidad.
Los
Imparciales presentan junto al problema del aparcamiento el del pícaro:
“Los científicos
americanos, tras varias semanas de investigación,
terminaron
realizando un enorme descubrimiento:
la
cojera se cura en Cadi con una plaza de aparcamiento.”
Los
Imparciales son, en mi opinión, una brisa de Cadi, con su música y sus
pamplinas, que a quien las atienda le quedará en su boca un regusto a la melaza (no siempre tan dulce) de una realidad algo más chata, aunque entre risas y sonrisas y un manejo
admirable de la lengua. Si el Carnaval de Cadi, como tantas veces se ha dicho,
es periodismo satírico y grotesco, pero periodismo al fin, fusta contra los
injustos y los malestares, Los Imparciales han dado cuerpo de periodistas a ese
periodismo.