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Markplatz, Basilea |
Un buen amigo me llamaba esta mañana para preguntarme por mi estado en el aislamiento y desearme ánimo. Sigo sin síntomas de ninguna clase. Como siempre, la conversación ha sido algo más larga y han surgido nuestros respectivos últimos viajes y excursiones, la mayoría de investigación o curiosidad. Él es un militante de la alta cultura y ha salido el Carnaval, en sentido despectivo, unido a la extensión de la pandemia. Sus comentarios no me suelen dejar indiferente así que me he puesto a investigar sobre Colonia y la pandemia, que era la región de la que hablábamos.
Vaya por delante que solo pretendo hacer una reflexión a la manera de cómo la WHO (OMS) aconsejó dejar de hablar de el virus de Wuhan y nombrarlo por su nombre, Covid-19. La primera prohibición de Carnaval se produjo para Venecia y la siguiente para Basilea. En el caso de la prohibición de Venecia la situación en Italia era ya preocupante, en el caso de Basilea no.
En unos lugares se prohibió el Carnaval, en otros lugares no. Creo, sinceramente, que esa disparidad produjo incertidumbre y la sensación de que la prohibición no tenía una verdadera justificación. Además, creo que donde se produjo la prohibición, excepto en Venecia, no se expreso con éxito comunicativo, algo necesario en una sociedad democrática: el caso que yo conozco es el de Basilea, donde apareció un Carnaval ilegal que pude documentar. Creo que fue importante documentarlo y ya estoy trabajando en su publicación. Por las calles solo encontré periodistas locales o regionales, curiosamente, y creo que cumplían igualmente con su obligación de informar. Con los datos de hoy…, pero ayer teníamos la información de ayer, no insistamos en maniqueísmos tontos. Hoy la pandemia se ha extendido y las autoridades hablan con mayor claridad, así como la información que fluye es más descriptiva de la situación. Sobre todo, la disparidad sobre la gravedad del asunto no existe ya, y a pesar de la diferencia de medidas tomadas, a nadie se le escapa la gravedad de la situación en este momento, a nadie con dos dedos de sentido.
Como decía, tras la conversación con mi amigo me puse a averiguar y descubrí un artículo de Achim Muth, en el mainpost.de, en el que afirma El Carnaval fue como un acelerador [de la epidemia]. Es un artículo que describe la dramática situación del Landkreis, provincia, de Heinsberg que presenta la situación más grave del Estado de Nordrhein-Westfalen, con 760 casos verificados y 8 personas muertas (254.322 hab.). Curioso es que este Land tuvo muchos otros Carnavales: Colonia, con 1 millón de habitantes, y una cifra nada fácil de calcular de visitantes al Carnaval, tiene 274 casos y una muerte; Düsseldorf, con algo más de 600 mil habitantes, 97 casos y una muerte; etc. Nordrhein-Westfalen es el Estado federado con más casos, 3.375, 12 muertes, 33 curados, y casi 18 millones de habitantes.
Si viajamos al sur de Alemania, a la región de Baden-Württemberg, vamos a descubrir que los casos verificados en la provincia a la que pertenece Weil am Rhein, Lörrach, a 7 kilómetros de Basilea y accesible mediante el tranvía número 8 desde la ciudad suiza, son 10 y ninguna muerte. Así mismo, la provincia de Schwarzwald-Baar, donde se celebró el Carnaval de Villingen tiene menos de 10 casos y ninguna muerte. Estas dos provincias están entre las catorce provincias del Estado federado que menos casos tienen, con diferencia.
Podemos observar lo ocurrido en el Carnaval de Nizza, Francia, en Provence-Alpes-Cote d’Azur, donde los casos son 405, con los que se sitúa en la sexta posición con más casos, entre los doce departamentos continentales, excepto Córcega, y sobre el mapa se observa que los seis departamentos con más casos descienden desde los Alpes por la región oriental de Francia.
Si tomamos Suiza, donde en Zürich solo se prohibió la cabalgata, los datos son igualmente curiosos. En el cantón de Zurich hay 270 y una muerte. Zurich ciudad tiene casi medio millón de hab. y el cantón completo 1,5 millones. Es el tercer cantón con más casos, y los tres cantones con más casos se distribuyen como los vértices de un triángulo sobre el mapa, separados entre ellos. El cantón con más casos es Tessin, y seguramente se puede afirmar que por su cercanía a Italia, desde donde llegan cada día varias decenas de miles de trabajadores imprescindibles en la vida diaria de Tessin. Basilea ciudad tiene 119 casos y una muerte, con casi 200 mil hab. En el cantón Freiburg, donde se celebró el Carnaval, y pude documentar su Rababou, hay 38 casos y ninguna muerte, con una población total de 2,25 millones. Un Carnaval al que acudió poca gente, llovía, y cuya ciudad tiene casi 39 mil habitantes.
Si atendemos al caso de España, los dos Carnavales más concurridos se celebraron en Cádiz, 56 casos, ninguna muerte, 3 hospitalizados, y en Badajoz, en cuya área sanitaria hay 25 casos, ninguna muerte, y ninguna hospitalización (Extremadura tiene en total 153 casos y 5 muertes).
No creo que se deba, por tanto, demonizar el Carnaval de ningún modo, o responsabilizar al Carnaval y no hacerlo con los medios públicos de transporte, con los oficios religiosos, etc. Esto que estoy diciendo no invita a que se celebren actos multitudinarios, de ninguna manera, pero con los datos actuales no parece, digo parece, que se deba responsabilizar al Carnaval como acelerador de la epidemia como tal Carnaval, sino a las aglomeraciones de personas. ¿Cuántos se han contagiado, quizá, en las casas de ópera, de conciertos y de teatro hasta que los han clausurado?
La demonización del Carnaval es cosa antigua y no creo que deba dejarse, simplemente, que un nuevo prejuicio cargue las tintas contra un mecanismo imprescindible en una sociedad democrática. Diría que el Carnaval es el espíritu crítico necesario de cualquier sociedad democrática. Las Fallas de Valencia son el Carnaval de Valencia, en realidad, y su prohibición, con la información actualmente disponible, la considero absolutamente justificada.
©Pablo MtnezCalleja, 2020