Es conocido el desprecio que las sociedades cristianas, en especial las católicas, dedican al Carnaval desde sus elites gobernantes o intelectuales; ni qué decir de cómo ignora la llamada alta cultura al Carnaval desde la ignorancia y el intento de manipulación constante. Tiene su explicación: la cristianización de Europa se observa inacabada en la misma medida en que se observa la existencia de los Carnavales en Europa: los arcaicos, los rurales, los urbanos, etc., en una diversidad que muchos desconocen como es claro, y cuya potencia real es muy superior a lo que las altas esferas aceptarían, y por ello desprecian como cultura popular, cultura folklórica, o con usos de la palabra Carnaval como en el articulo que aquí critico.
Tachar al Carnaval de una revuelta antidemocrática es, con mucho, lo último me me faltaba por escuchar y siento que lo haya pronunciado alguien a quien suelo leer con atención, Carlos Elordi:
"En una situación tan excepcionalmente negra como esa, y que, más o menos, la gente informada conoce desde hace ya semanas, ¿qué sentido tiene el carnaval político con el que nuestra derecha nos ha obsequiado y sigue haciéndolo, aunque ahora guardando un poco más las formas? Aparte de ridículos, esos comportamientos son antinaturales, por no hablar de su falta de moralidad en incluso del mínimo patriotismo."
Si el Carnaval es algo es la anti derecha y el instrumento más genuinamente democrático que las sociedades que no conocían siquiera ese concepto aceptaban y practicaban, con la boca grande o pequeña. No hay, e insisto, NO ES POSIBLE una sociedad democrática, que no esté atrapada por una dictadura, la vida sin Carnaval. Y cuando la dictadura lo prohibe el Carnaval le abre las costuras a la dictadura: Cadi es el genuino ejemplo.
El Carnaval es la libertad libérrima que no atiende a razones ni Leyes para criticar el abuso y al abusador, con lo que si las derechas han usado Carnaval para atacar al Gobierno legítimo y democrático Elordi estaría diciendo, al mismo tiempo, que el actual Gobierno legítimo y democrático es abusador y susceptible de la crítica, y merecida en ese hipotético caso, desde las derechas. Esto es, la verdad, algo que Elordi no quiere decir ni dice sobre las derechas, por lo que me permito decir, una vez más:
No maldigáis en el nombre de Momo en vano. Dejad al Carnaval que siga siendo lo que es, el instrumento democrático más genuino y perfecto que ninguna democracia haya conocido, y que todas las dictaduras y pseudo dictaduras prohiben antes o después.
Dejad de desacreditar el Carnaval ante la sociedad.
©Pablo MtnezCalleja, 2020
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