Premisa. A los que pasamos de los treinta el solo título nos retrotrae a una de las tragedias de nuestra España profunda, que en realidad no vivimos como una verdadera tragedia sino con el elemento desrealizador de que, por increíble, aquello era un cuento más de los de El caso. Porque así se consideraba también, por muchos, aquel semanario que cuando se compraba había que llevarlo a casa sin inclinarlo para no ir dejando un reguerillo de sangre. Irreal para quienes en el espacio urbano de la vida no podíamos dar crédito a cosas tales. Nos parecían cosas del remoto pasado.
El 26 de agosto de 1990 salieron de casa los
hermanos Izquierdo, “vamos a cazar tórtolas”, y se iban a matar a nueve vecinos
(dos niñas). Acusaban a los Amadeos de ser el origen de todos sus males,
incluida la muerte de su madre en un extraño incendio. En el origen de los
males estaba una vieja rencilla por las lindes de unas tierras.
Los dos actores materiales de aquellas muertes
tenían planeado regresar al pueblo para el entierro y terminar de matar a todo
el que se pusiera ante la escopeta. Los dos murieron en la prisión de Badajoz:
uno de un infarto; el otro se suicidó.
El asunto venía de muy atrás, 1961, donde un
Izquierdo había apuñalado hasta la muerte a un Amadeo. En 1986, tras cumplir
condena, regresa para vengarse y apuñalar a otro de los hermanos Cabanillas
(Amadeos). El atacado sobrevivirá, pero él mismo, Jerónimo, morirá nueves días
más tarde en un hospital psiquiátrico.
En 2005 mueren las hermanas, Luciana y Ángela, para
muchas las inductoras de los crímenes. Mueren en el hospital psiquiátrico de
Mérida.
En 2010 muere Antonio. En el entierro de su hermano
Emilio, dos años antes, se despide: “Hermano, te vas con la satisfacción de que
has vengado a tu madre.”
Aunque parezca un hecho olvidado en el tiempo
pasado, igual que en la percepción misma de aquel crimen cuando se produjo, la
prensa escrita lo recordada en 2015, y renovaba su presencia en nuestra
actualidad.
Carnaval 2017. En conversación con José Flor, yo le
preguntaba por su doble apelativo: Agrupación Callejera (el que se me antojaba
como más apropiado) y Chirigota, cuyos rasgos podemos encontrar en La Hermandad
Rociera de Puerto Hurraco. Aunque, como en el caso de “Te la tengo sentenciá“,
veo como elemento más importante el teatral, como si se tratara de un entremés.
Y claro, como también opina José, Carnaval es teatro o teatralización: “El
objeto es la risa y la cultura del juego de los que van y vienen por los
caminos y de los plebeyos urbanos, entre el 1.200 y el 1.500. Juego y teatro
son sus medios: lo mismo la venta que la riña en los mercados, como las
improvisaciones, los romanceros y las farsas de matasanos y curanderos,
charlatanes, jugadores y mimos se valen de lo escenográfico, de los juegos de
roles, del disfraz, de los gestos teatrales, para ofrecer al público su negocio
o su arte.” (Johannsmeier, 1.984).
La
Agrupación Callejera define del mejor modo lo que ellos hacen: lo que les da la
gana, todo, y creo que lo hacen muy bien. Son una Chirigota por las chanzas y
por sus medios musicales; son un Romancero medieval y carnavalesco a la manera
de los juglares y romanceros; son un cuarteto, porque son cuatro, por su
teatralidad y su dialoguismo.
Son un
Romancero porque vienen con una noticia. Que la noticia sea antigua, a nuestros
ojos, es por nuestros ojos. Si nos dejáramos llevar por la convención
presentada desde ‘el escenario’ sería distinto. Nos traen una historia y, como
en el medievo, nos la traen caminando, por los caminos, desde Puerto Hurraco, a
los pies del Jerte. Largo camino, para venir andando, largo para cuatro
hermanas, viejas y enfermas.
Usan
una máscara no para esconderse sino para representar lo que desean. Una máscara
compuesta por un antifaz (su maquillaje y su peinado) y un disfraz, que las
caracterizan de un modo que resultan plenamente identificables.
Suman a
su ‘tipo’ todo lo necesario para la escenificación grotesca, sarcástica, con
los elementos que dan formalidad a su Hermandad rociera: el estandarte. El
escudo del FC Cádiz al revés y una chata, urinario, como vaso para beber y como barra para marcar el ritmo de la música con los
nudillos. Se añade el tipismo de una botella de anís como instrumento musical.
Me
decía José, y resulta evidente al verlos, que quisieron darle un giro de
Carnaval a toda la historia. Ser romero del Rocío es ir vestido de alegría, y
ellos querían ofrecer el contraste de la España negra: la descrita por Goya.
Una de
mis primeras impresiones, al ver Puerto Hurraco, fue la de tener las pinturas
de Francisco de Goya ante mí. No las de la Santa Cueva, que José también conoce,
sino las pinturas negras, las cargadas de un misterio insondable, de
predestinación, fatalismo y superstición. Empezando por el cuadro dedicado al
carnaval con su estandarte:
Pero
inmediatamente tuve que recordar La romería de San Isidro
que en
realidad es la representación anticipada por Francisco de Goya de la Hermandad
Rociera de Puerto Hurraco.
Puerto
Hurraco y Carnaval de Cádiz. Yo los vi en la noche, oscura, en la calle
Armengual, de poca luz. Si solo hubiese visto los vídeos disponibles nunca
hubiera recibido las impresiones fuertes que me llegaron. El miedo conmocionaba
(algo que también compartió José conmigo). En el vídeo disponible, el de la Plaza
de la Santa Cruz, la situación era completamente diferente.
En la
calle Armengual el silencio entre el público era grande. Había una situación de
shock, cercana a una ironía contra nosotros en forma de una Semana Santa
medieval. Llegaron las risas y el gozo por el espectáculo, pero la falta de luz
también ofrecía un ambiente de intimidad que a Puerto Hurraco le hace falta.
En el
imaginario colectivo estoy seguro de que se activaron los recuerdos de La casa de Bernarda Alba, en especial los de
aquella realización de Mario Camus, donde García Lorca describía de una manera
extraordinaria la España profunda, que viene a ser la España malvada, oscura y
necia. Es la España de la crueldad detallada en la tortura del otro. Donde se
exhibe el alma de inquisidor torturador. Es la España católica, el catolicismo
que habla en sus liturgias de los instrumentos de tortura. Así, La Poncia le
quiere pinchar los ojos a Bernarda como castigo por el que ella ha recibido,
nada menos que durante un año, tiempo de una condena, pero sería una venganza.
Humor y humor negro. Se trataba de hacer otro humor
alguna vez, y el humor negro les resultó tentador. La llegada es una procesión
con ‘tos sus avíos’: negro, silencio, campanilla, estandarte, paso quedo y las
reliquias detrás del estandarte. Toman posición y una de las hermanas (¿quizá
la madre ‘Bernarda’?) toma asiento. De esta manera podrá luego resultar el
chiste escénico:
“En un
pueblo estremeño,
al pie
del valle del Jerte,
viven
estas 3 hermanas
y otra
de cuerpo presente:
- ¡PRESENTE!
(Y se
levanta la cuarta.)
En
seguida se presenta la oposición de dos personajes: el actual alcalde y la
anterior alcaldesa. Al alcalde se le dedica una construcción en la que lo que
se critica es, en realidad, lo que de él se ensalza, para poder decir:
“Por
eso viva la Teo, que ella
es
rociera y también da mieo.”
El
humor absurdo llega con el juego de palabras de ‘la blanca paloma’ (dedicado a
la virgen del rocío) y “La Paloma San Basilio”, Sigue: “vivan los mosquitos de
las marismas, viva el autan redentor, viva el pastorcillo divino con sus
enaguas de volantes” (en
clara referencia a una imagen de Jesús). “Y el que no diga ole, nos lo
llevamos por delante” (modificación del grito del Falla: “que se le seque la
yerba buena”).
Los
estribillos (ampliado y corregido, 15:43h. - 01.04.2017):
“Dicen
que somos extrañas,/ vaya pueblo exagerao, / cuando son nuestros vecinos / los
que tienen un tiro dao.”
“Por si
acaso, por si acaso, ve llamando al del OCASO.”
(compañía
aseguradora dedicada al futuro sepelio, seguro cuyo pago estaba absolutamente
extendido en España.)
"Ya lo decía mi tía, cámbiate a Santa Lucía."
“Date
prisa, date prisa, ve llamando al de SERVISA.”
(conocida
empresa de ambulancias)
"Aprovecha este Carnaval, por si no vuelves más."
"Por no lavarse en un bidé, Carmina Ordóñez pegó un traspié."
"Apoyemo a la esclerosis, aquí el que menos ya tiene artrosis."
Después
siguen apareciendo los versos de humor negro, sacado de hechos reales:
“(…)
mi
suegro que con las uvas
el
pobre se ahogó y se quedó
allí
tieso.”
“(…)
En las
casas de hermandades
le
llueven las petaladas;
en
otras la piropean
y venga
otra petalada.
Cuando
pasa por la nuestra
le
ponen un chaleco antibalas.”
“(…)
y
donará al equipillo,
como
agradecimiento,
restos
de avión para los juanillos.”
(Aquí
el hecho real era el accidente del avión.)
Los
bastinazos en referencia a lo sexual los preparan con un cuplé que incluye el
cliché de la “Carmeluchi”:
“Mi
vecina Carmeluchi
se ha
hecho donante de semen (¿?):
fue por
culpa de la crisis
porque
dinero no tiene.
Los de
la clínica dicen:
“qué
tía más saboría,
vaya
siesa y que malaje,
no da
ni los buenos días.”
La
pobre no puede darlos
porque,
mmmmmmmmmm, ¡no podía!”
(Se acompaña a este último verso con un gesto con la boca llena y cerrada.)
(Se acompaña a este último verso con un gesto con la boca llena y cerrada.)
A
partir de este cuplé se construye el humor de toda una cantidad de cuplés que
luego seguirán con diferentes actrices:
“A Ana
Belén le han dao
de la
Academia de Cine
(…)
por la
boca.”
Esta es
una construcción que deja al público en la duda. La expresión estándar hubiera
sido “se lo han dado por la cara”, porque sí, sin ningún mérito. Pero todavía flota
en el ambiente la boca no pronunciada de la vecina Carmeluchi.
A Rafaela
Carra no le faltará la dedicatoria:
“(…)
Dicen
que está mu quemá
de
tener que echarse patrás
la
picha.”
La crítica
y burla contra unas costumbres puritanas y anticuadas no falta tampoco:
“Ya
desde chica mi madre
siempre
me recomendaba
salir
limpita a la calle
por si
algo me pasara.
Si un
día te da una fatiga
o te
cae con la caraja…;
siempre
voy yo escamondada,
y antes
de poner la faja
me echo
2 gotas Brummel
en lo
que viene siendo la raja.”
(Brummel
era, y es, un perfume para hombres.)
La
crítica contra la situación laboral de Cádiz, y contra la falta de
reconocimiento a las capacidades y habilidades:
“Mi
primo estuvo con El Bulli
de
cocinero, él descata,
se ha
recorrío medio mundo,
reinventó
la piriñaca.
Con la
estrella Michelín
Él se
ha colocao en el taller del Vaca.”
A este
reportorio carnavalesco, bien trufado, le sigue un popurrí realmente amplio, que
termina haciendo referencia a la famosa frase, y que tras el reportorio el
público activará en su memoria, “en Cádiz hay que mamar”, para cambiarla en el
último momento y decir:
“si
hemos llegado todos hasta aquí,
es
porque en Cadi hay que morir.”
La
Agrupación Callejera creo que ha aportado una de las actuaciones más luminosas,
con toda su oscuridad, de las calles de Cadi. A tener en cuenta, y no de pasada,
que el humor negro atraviesa graves dificultades en la actual situación
política. En el momento en que escribo estas líneas acaba
de ser condenada Cassandra Vera por haber practicado el humor negro. Una
sentencia que pone en entredicho, en
opinión de muchos, que la legalidad con que ha sido condenada sea legítima,
entre otras cosas porque el atentado contra el jefe del Gobierno del general
Franco, almirante Carrero Blanco (que fuera asesinado por ETA) no fue
tipificado en la Ley 47/1977,
de 15 de octubre, de amnistía, como terrorismo, pero la condena a Cassandra
sí.
©Pablo
Martínez-Calleja, 2017
En este primer vídeo sí se puede apreciar el aspecto procesional en oscuridad de esta Agrupación Callejera:
En este primer vídeo sí se puede apreciar el aspecto procesional en oscuridad de esta Agrupación Callejera:
El
crimen de Puerto Hurraco
El
crimen de Los Galindos
El
crimen de Orozko (Ibarra)